Perfil Cordoba

La filósofa DianaMaffí­a será la Defensora de Género de PERFIL

- CLARA FERNANDEZ ESCUDERO

Aquí, reflexiona sobre el avance del uso del lenguaje inclusivo y las incomodida­des que generan algunos cambios en cuestiones de diversidad. “Soy optimista respecto del futuro: el país está en ebullición”, dice.

A partir del próximo domingo, PERFIL sumará a la filósofa y académica Diana Maffía – que hoy es también la titular del Observator­io de Género en la Justicia del Consejo de la Magistratu­ra de la Ciudad de Buenos Aires– como defensora de género, un cargo inédito hasta ahora en otros medios gráficos de la región (ver aparte).

Maffía tiene una mirada “optimista” sobre los cambios que atraviesa la sociedad argentina, el rol de los jóvenes y sobre cómo los medios adoptan, de a poco, un rol más activo en cubrir los temas de género y minorías. Y reflexiona también sobre el uso del lenguaje inclusivo, que aún genera resistenci­as incluso dentro de la academia, pero se incorporó con fuerza en el uso cotidiano de los más jóvenes.

“Primero, hay que pensar que el tema del lenguaje presenta un problema grande: oculta o no si se refiere a las mujeres; es un problema existencia­l, no gramatical, que en el lenguaje jurídico implica quedarse fuera o dentro de un montón de derechos. Una cosa es minimizar el problema, pero eso ya no se puede hacer. Los métodos para resolver cuestiones de androcentr­ismo en el lenguaje son incómodos para la lectura, y donde hay un tropiezo es donde se presta atención, a ver qué pasó acá –es parte de las políticas del lenguaje del feminismo–. A veces incomodan. La idea no es que esa sea la solución, sino que en esa incomodida­d se pueda reflexiona­r”, comparte.

“Lo primero que tenenos que hacer es aceptar que hay un problema, porque si no es absolutame­nte banal cambiar el lenguaje. Ahora, si lo admitimos, eso no se puede negar. Las mujeres están lejos de sus derechos, entre otras cosas, por el lenguaje legal, que es opaco con respecto a su pre- sencia. Ahora, ¿cómo lo resolvemos? Hablar con ‘e’ no es la solución, es un recurso sencillo porque es una sola regla y se ha masificado, sobre todo entre los adolescent­es. Ahora, si se va a utilizar otro tipo de regla (x, @, *), eso supone otro tipo de inclusione­s y exclusione­s; las diversidad­es sexuales se han quejado de estar incluidas o no. Reescribir implica escribir con ciertos criterios, pero lo primero que hay que hacer es acordar que hay un problema. Es como una metáfora del país”, señala.

“La cuestión del lenguaje hay que pensarla, porque es compleja: hay que tener en cuenta la gramática, las reglas, cuáles y cómo cam- biarlas. El vocabulari­o puede cambiarse rápidament­e, cómo hacer una reescritur­a para evitar caer en un lenguaje sexista o binario cuando no correspond­e. Hay que madurarlas, ponerles cierto nivel de reflexión y estudio: ya hay lingüistas trabajando en eso, y muy bien”.

“Enseño en la universida­d y tengo contacto con gente que no es adolescent­e, pero este año, durante el debate de la ley de interrupci­ón voluntaria del embarazo, me invitaron y fui a varias escuelas secundaria­s. Ese contacto con adolescent­es de 14, 15 años –y su manifestac­ión en la calle durante los debates– me permitió ver que tienen muy discutidas esas cuestiones entre ellos, y que no piensan de manera binaria. Ni en el lenguaje ni en el género ni en la multiplici­dad de cuerpos que entran en una categoría varón-mujer”, señala. “Hay que preguntar, cuando se tienen dudas, sobre cómo denominar. Los adolescent­es lo tienen discutido entre ellos, no siempre en la escuela, y eso hace que haya irregulari­dades y diferencia­s”, apunta.

Para la experta, los medios “están muy atentos, porque es un fenómeno social y genera conflictos; y porque quienes los componen ven canales de YouTube, escuchan letras de canciones, están receptivos a otros cambios sociales”. Maffía asegura que la mayor percepción se da en la cuestión del lenguaje, pero no aún en su incorporac­ión sino como “un registro de que hay conflictos con esto; hay un uso –en docentes y alumnos– que parece divertido. Estas son las crisis que pueden ser virtuosas, que si salen bien generan cambios consensuad­os y que nos dejen en un mejor nivel como sociedad. Por el momento, los medios están como observador­es y no aún como actores. A veces sí hay la preocupaci­ón de tener un uso

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EXPERTA. Maffía dirige el Observator­io de Género en la Justicia del Consejo

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