Arquitectura de los pequeños gestos
Es común en los autores contemporáneos trabajar a partir de varias líneas narrativas que se van ensamblando a través de un montaje. Pocos, sin embargo, lo hacen tan bien como Jorge Consiglio, quien, como Fogwill, es consciente del artificio, y no tiene prurito en reconocer la influencia de una novela de Berger ( G) y de algunas series norteamericanas (al final de la charla recomendará The Killing), entre cuyos procedimientos narrativos sugiere que no son pocos los que terminan configurándose como modelos extrapolables al campo literario. “La idea era barajar varias historias y que el lector terminase de organizar el cosmos al final del texto”, me cuenta mientras ceba mates con hierbas sofisticadas que mi paladar desconoce.
Sin embargo en Hospital Posadas, su nueva novela, el “cosmos” no lo organiza sólo el lector; hay dos personajes que articulan la trama: Cardozo, un policía retirado que ha trabajado para los servicios y que ha disfrutado torturando durante la última dictadura, y un visitador médico que por momentos se constituye en una especie de “narrador-voyeur” –así lo defi-
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el “cosmos” no lo organiza sólo el lector Autor de una fecunda obra poética que en los últimos años se ha visto robustecida por una narrativa singular, Jorge Consiglio es una de las voces más sólidas y lúcidas de la actual narrativa argentina. En “Hospital Posadas” (Eterna Cadencia), próxima a publicarse, el escritor teje una historia que tiene como protagonistas excluyentes a un policía retirado –torturador durante la última dictadura– y un visitador médico.
ne Jorge– cuya percepción se organiza desde la ventana de su cocina. Esa perspectiva, que es también la del lector, abre una gran cantidad de espacios en blanco, de los que Consiglio se revela un hábil gestor. A través de lo no dicho, o de las descripciones minuciosas de objetos en apariencia fútiles –pero sin caer en un objetivismo ingenuo tipo RobbeGrillet–, genera una especie de “efecto Carver”: detrás de la superficie, o de una primera capa –Heming way hablaba del iceberg; él prefiere utilizar la metáfora de una milhojas–, se intuyen cosas perturbadoras, o por lo menos inquietantes. Eso es lo que se huele por momentos en la historia de Oscar, el capataz de la obra en construcción que hay frente a la casa del narrador; en el affaire que éste tiene con la “punky”, o en la historia de Cardozo, a quien conoce cuando se pone de novio con su cuñada, Angela.
Entre un mate y otro Jorge me cuenta que en definitiva la literatura que le gusta es ésa. “La connotación es el ingrediente indispensable de los textos; sin eso uno se queda
“La connotación es el ingrediente indispensable de los textos”. rebotando siempre en la primera línea”, dice y, a modo de ejemplo, cita un cuento de Andrés Rivera (del libro Mitteleuropa), donde hay un tipo en una cabaña cortando queso y salame, indiferente a los golpes que alguien está dando en la puerta.
Pero en su novela (pienso; no se lo digo) hay escenas que no tienen nada que envidiarle a ese relato. La atmósfera que consigue en algunos pasajes es memorable. “Angela no escuchó lo que dijo su cuñado”, escribe. “A lo de la sangre, me refiero. Estaba distraída. Apenas reclinada hacia adelante. Se acariciaba la piel de la garganta. Tragaba bocanadas de aire. Parecía que le costaba res- rre (no se lo digo) que Jorge distribuye su poeticidad entre las dos voces: al narrador que se ocupa del Posadas le da la abstracción y la metáfora; al voyeur el laburo con las imágenes y con esa arquitectura de los pequeños gestos que abre un acceso casi prerrafaelista al sentido. El contrapunto entre ambos es tan musical como el tono que logra en cada caso. Al respecto Consiglio recuerda una definición de la poeta Alicia Genovese: “Si el ritmo es el sistema nervioso del texto, el tono es la emoción de la palabra”, dice, y me pregunto si no es justamente desde ahí que, en este caso, nace el punto de fuga del paisaje realista. Aunque de todos modos la cuestión de las etiquetas –sobre todo cuando la novela es buena–, es poco relevante.
Antes de terminar, Jorge me cuenta que el libro será presentado el jueves 13 de agosto a las 19 en Eterna Cadencia. Hablarán Gabriel Bellomo y Ricardo Romero; musicalizará Liliana Herrero y el guitarrista será Pedro Rossi. A esta altura sospecho que será uno de los lanzamientos más interesantes del año.