Los puntos más polémicos de la ley laboral brasileña
Cuatro meses después de su aprobación, la reforma laboral brasileña entró ayer en vigor en medio de protestas de los trabajadores, que sostienen que perdieron derechos, y festejos de las patronales, que la consideran un nuevo marco que elevará la competitividad y reducirá el desempleo.
La reforma, impulsada por el gobierno del presidente Michel Temer con el pretexto de modernizar la legislación laboral de 1943, generó dos huelgas nacionales y motivará aún más protestas. Según el Planalto, Brasil comenzará con esta herramienta a combatir el desempleo, que afecta a cerca de 13 millones de personas, e impulsar la recuperación de una economía que cayó en 2015 y 2016 un 3,5 % y 3,6 %, respectivamente.
La Central Unica de los Trabajadores (CUT), la mayor unión sindical del país, promovió el viernes manifestaciones en decenas de ciudades de Brasil y anunció ayer que lanzará una campaña para que la población firme un petitorio de respaldo a un proyecto de ley que pueda anular la reforma.
La nueva norma golpea a los sindicatos y establece que algunas negociaciones podrán ser de empleador a empleado, sin la necesidad de acuerdos colectivos por rama o sector. Entre los temas que pueden ser negociados de forma bilateral, la ley contempla: las horas de la jornada laboral, el inter- valo para el almuerzo, la división de las vacaciones en hasta tres períodos, y cómo será la representación gremial interna en lugares de trabajo.
Uno de los puntos que más polémica generaron es el de las embarazadas en condiciones laborales insalubres. De acuerdo con la nueva ley, las embarazadas o mujeres en época de lactancia pueden trabajar en esos lugares si un médico determina que el riesgo para ellas o para sus bebés es “bajo”.
Además, reglamenta nuevas formas de contratación, como el trabajo por día o por horas, desde casa y tercerizado, lo que permite a las empresas reducir sus costos laborales y disponer de trabajadores para actividades adicionales sin tener que incluirlos en su nómina ni pagarles aportes jubilatorios.
“La reforma aprobada y sancionada en julio pasado retira derechos conquistados por la clase trabajadora brasileña a lo largo de siete décadas, desde 1943, cuando fue aprobada la primera edición de la legislación laboral”, alertó ayer la CUT en un comunicado. La central sindical critica principalmente el esquema que estipula que el trabajador podrá negociar individualmente con la empresa para compensar las horas extras, ya que el empleado negocia sin apoyo de los sindicatos, y el trabajo intermitente, que permite a la empresa contratar por día u hora de trabajo sin pagar garantía laboral alguna.
Para la Confederación Nacional de la Industria (CNI), su entrada en vigor representa “el deseado avance en la construcción de relaciones de trabajo modernas y alineadas con la economía del siglo XXI”. Para el presidente de la influyente Federación de las Industrias del Estado de São Paulo (Fiesp), Paulo Skaff, la modernización de las leyes generará millones de nuevos empleos, por lo que constituye una victoria para toda la sociedad y no sólo para los empresarios.