Perfil (Domingo)

Una grieta sin sutura

- MARIA EUGENIA VILLALONGA

Escritora premiada y prolífica, Almudena Grandes pasó por Buenos Aires para presentar “Los pacientes del doctor García”, el cuarto título de una serie en la que se propuso abarcar los 25 años de la posguerra. Con su habitual estilo verborrági­co y florido como el que despliega en su prosa, profundiza en el origen de esta serie que resultó una obra monumental sobre la Guerra Civil Española.

De visita en Buenos Aires para presentar Los pacientes del doctor García, el cuarto título de una serie en la que se propuso abarcar los 25 años de la posguerra, Almudena Grandes conversó con PERFIL en su estilo verborrági­co y florido como el que despliega en su prosa, sobre el origen de esta serie de seis novelas que resultó una obra monumental sobre la Guerra Civil Española.

“Hace quince años, cuando estaba escribiend­o El corazón helado, tenía la sensación de que lo que sabía sobre la Guerra Civil era suficiente y que iba a leer unos libros para refrescar la memoria, y entonces descubrí que lo que sabía de la historia de mi país era apenas nada, y eso me inquietó mucho y entonces me puse a leer sin parar en un bucle en el que he estado por más de diez años y del que todavía no he salido. Y en ese proceso me encontré

“La democracia española es frágil; no hubo ninguna política de la memoria.”

con una cantidad de historias que valía la pena contar, así que esta serie es la consecuenc­ia de esas historias que me permitiero­n contar la historia de la posguerra en seis novelas”.

Y Los pacientes del doctor García es la historia de dos militantes republican­os infiltrado­s en una red de evasión de criminales de guerra nazis que operaba una mujer alemana, “y española” –aclara– “tiene lo peor de los dos”, Clara Stauffer, desde Madrid hacia Buenos Aires. ¿La Guerra Civil Española es una herida que no cierra?

“Las consecuenc­ias todavía duelen y no están resueltas. Porque de lo que estamos hablando es de una fragilidad congénita de la democracia española, donde no ha habido ninguna política de la memoria. España es un país muy raro, es el único país de Europa que procede de una dictadura, que no empezó su andadura democrátic­a con una declaració­n solemne de repulsa de la dictadura y esa consigna que en la transición pareció dar tan buen resultado de que hay que olvidar para progresar ha dejado muchas disfuncion­es sociales en mi país”.

—Tus personajes tienen ese doblez de los personajes dickensian­os: malvados que resultan atractivos, muchas veces bellos, y héroes con rasgos negativos. ¿Qué te atrajo de los nazis que tomaste para tu novela?

—Clara es un personaje tan fascinante porque, trabajando para la quintaesen­cia del mal, fue una mujer enormement­e abnegada, que se entregó en cuerpo y alma a ayudar a los suyos, con los que tuvo una relación casi maternal. Me atrajo mucho porque no era la típica matrona malvada, ella se la jugó, asumió sus responsabi­lidades, aunque estaba razonablem­ente segura de que el Estado franquista no la iba a entregar porque ella era el Estado franquista y, como ta ntos, mur ió en su cama, tranquilam­ente.

—El rol de Perón en esa red clandestin­a de evasión –de hecho, creó un organismo estatal de recepción de los prófugos– es un aspecto de su primer gobierno que no fue destacado por la historiogr­afía. ¿Cómo creés

Títulos ya publicados por Tusquets sobre la serie que narra la Guerra Civil Española. —Cuando yo vine, a principios de año, a la feria del libro y conté de qué iba la novela, algunos lectores se me acercaron y me hicieron unas observacio­nes que a mí me parecieron de ciencia ficción: si no me daba miedo que la derecha tomara mi novela para atacar al peronismo, y les he dicho que yo no lo he buscado, simplement­e eso estaba ahí. Siempre he seguido esa máxima de Aristótele­s que dice: “Soy amigo de Platón, pero más de la verdad” y en m i pr i mera no - vela hice el ajuste de cuentas con mi propia tradición, el Partido Comunista, y ahí describí los procesos estalinist­as. Perón, en verdad, fue alguien que interpretó el espíritu de la Guerra Fría de una forma admirable. El comprendió muy bien que los nazis habían perdido la guerra pero que habían ganado la posguerra, que habían convencido a los aliados de que el enemigo era Stalin, y él intuyó que a él no le iba a pasar nada si reclamaba técnicos y científico­s para que vinieran aquí a trabajar. El reclamo independen­tista catalán, sostiene, uno más en la serie de equívocos históricos, tiene su origen en un nacionalis­mo conservado­r y clerical que surge en el siglo XIX y que se desarrolla en el siglo XX con otra presentaci­ón.

“En España hay un refrán que dice: ‘Entre todos la mataron y ella sola se murió’, y un poco es lo que está pasando ahora, una sociedad fracturada, con este final esperpénti­co, con medio gobierno en la cárcel y el otro medio en Bélgica, y todos diciendo que se van a presentar a elecciones. En el tema catalán me ha pasado algo que no me ha pasado nunca: descubrí que no estaba de acuerdo con nadie, y luego ha evoluciona­do a peor porque ahora lo que estoy es en contra de todos.

—Viendo hacia dónde se dirige el mundo, y después de tantas derrotas compartida­s, ¿no será hora de terminar con la esperanza?

—Soy una optimista congénita pero sí, en eso estoy de acuerdo. No podemos esperar nada bueno, pero es que todavía no hemos encontrado una fórmula nueva para luchar por lo que queremos. Porque estamos viviendo la resurrecci­ón de demonios que creíamos que habíamos enterrado, y yo creo que frente a eso hay que replantear­se la forma de responder y no me parecería mal acabar con la esperanza.”

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ?? VOLUMINOSA.
VOLUMINOSA.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina