CON EL QUINCHO AL RAS
A un integrante de la mesa chica de la Casa Rosada la gestión pública le causó tal estrés que la caída incipiente del cabello pasó a ser su prioridad estética número uno. Todavía no recurrió al implante capilar, dicen. Sino más bien a técnicas para sopesar la tensión de su puesto que, igualmente, no se equipara con las que tuvo en su desempeño en la gestión privada. Aunque muchos de los que participaron en el reciente retiro espiritual en Chapadmalal notaron algo distinto en la cabellera al ras que lució el funcionario.