Perfil (Domingo)

El arte como salvación

En la Fundación Proa se expone “Teatro de encuentros”, que reúne unas setenta obras de Alexander Calder, con la curaduría de Sandra Antelo-Suárez. La muestra abarca alrededor de 60 años de labor del artista a partir de la década de 1920 y da cuenta de las

- LAURA ISOLA

Muchas de las fotografía­s en las que aparece Alexander Calder (1898-1976) podrían ilustrar su pensamient­o sobre la creación artística. “Sobre todo, creo que el arte debe ser feliz, no lúgubre”, y la sentencia se estampa sobre su propia cara con una máscara de nariz que reproduce un nuevo rostro más pequeño y lo hace parecer un payaso, como en una foto que le sacó Saul Steinberg en Nueva York. Pero hay otra más: una con Pierre Matisse, famoso galerista, al que le muestra cómo funciona una de sus obras. Matisse sonríe y Calder disfruta, se nota, al ver cómo gira la pieza. La última es una toma muy cercana de su semblante y su mano. Sobre ella un objeto realizado por él con alambres. De la boca fruncida sale un soplido que verifica el funcionami­ento del aparatito. La composició­n es perfecta en esa triangulac­ión plena de alegría.

Darle vida con un soplo y ver si se mueve. Si es que funciona el prototipo que luego será una de las cientos de esculturas ligeras y sin volumen que este artista realizó desde

“Calder tuvo gran aceptación entre los artistas europeos de vanguardia”

1926, cuando se fue de los Estados Unidos, donde había nacido, a París. Porque en los comienzos, y sobre todo cuando en los años 30 creó el Circo Calder, tuvo gran aceptación entre los artistas europeos de vanguardia. Por esos años nació su relación con Marcel Duchamp, por ejemplo, quien bautizó con el nombre de móvil a estas “esculturas” vacías, livianas, desprovist­as de materia. Móviles porque se movían y también por “motivo”, otra de las acepciones que la palabra francesa mobile da.

De ese encuentro, el de Calder y Duchamp, no hay solo una palabra, que fue la que sir vió para denominar eso nuevo que el artista estaba haciendo; hay un estado mental y un comienzo para una nueva etapa del arte. Por un lado, la descripció­n del placer, del efecto positivo sobre la mente que encontraba el autor de Bicycle Wheel (1951), al contemplar esta rueda disfuncion­al sobre un banquito de cocina: “Disfruto mirándolas”, afirmó. “Tanto como disfruto ver las llamas danzando”. Mirar las ruedas girar puede ser un tópico que va desde Duchamp hasta Lennon: I’m just sitting here watching the wheels go round and round/ I really love to watch them roll, es la letra espiralada que cantaba John en Double Fantasy. Un mantra mental que responde a un estímulo visual que aquieta los pensamient­os y tranquiliz­a la mente. Que en Calder es una suerte de felicidad de mediana intensidad, pero sostenida en el tiempo. Esa que dura todo el recorrido por la muestra Teatro de encuentros en Fundación Proa, curada por Sandra Antelo-Suárez.

Por el otro, no es casual que fuera Duchamp quien bautizara a Calder. Para el primero, el juego, en todo caso, era un descubrimi­ento fortuito o secundario. Fue consecuenc­ia más que busca de comunicaci­ón por esa vía. Le gustaba “la idea” y la usó en ese sentido. Por su parte, Calder hizo del juego su centro creativo. Obras basadas en el humor, el capricho del azar y la participac­ión feliz del espectador.

“¿Es el ar te básicament­e un juego infantil glorificad­o, que se extiende hasta la edad adulta, a lo largo de toda la vida, recogiendo ideas y adquiriend­o delicadeza a medida que avanza?”, avanza?” se preguntab preguntaba Holland Cotter, un crítico de arte del New York Times para pensar a Alexander Calder. La respuesta es un contundent­e sí. Hizo un camino que comenzó con humildes construcci­ones, parecidas a juguetes, luego los móviles y la gran escala. Sin embargo, su obra nunca perdió el sentido lúdico, a pesar de la enormidad producida a lo largo de su vida. Una fuerza irresistib­le, incluso revolucion­aria. Una revuelta de la alegría en cada una de las miles de piezas que forman su laboratori­o y su circo. El arte como entretenim­iento y también, por qué no, como salvación.

 ??  ?? CREACION. CREACION Muchas de las fotos en las que Calder aparece podrían ilustrar su pe pensamient­o ensamiento sobre el arte.
CREACION. CREACION Muchas de las fotos en las que Calder aparece podrían ilustrar su pe pensamient­o ensamiento sobre el arte.
 ?? FOTOS: GENTILEZA FUNDACION PROA ?? Una revuelta de la alegría en cada una de las miles de piezas que forman su laboratori­o y su circo. Una fuerza revolucion­aria.
FOTOS: GENTILEZA FUNDACION PROA Una revuelta de la alegría en cada una de las miles de piezas que forman su laboratori­o y su circo. Una fuerza revolucion­aria.
 ??  ?? MOVILES. Duchamp los bautizó “móviles”, porque se movían y también por “motivo”, del francés mobile.
MOVILES. Duchamp los bautizó “móviles”, porque se movían y también por “motivo”, del francés mobile.
 ??  ?? MUESTRA.
MUESTRA.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina