Por el río de los lavadores de oro.
Una muy buena salida por varios lagos y lagunas del norte neuquino que nos regaló grandes jornadas con hermosas truchas en cantidad y calidad. Todos los detalles.
Una muy buena salida por varios lagos y lagunas del norte neuquino, que nos regaló grandes jornadas con hermosas truchas en cantidad y calidad. Todos los detalles.
Con nevadas récord como no se registraban en muchos años, nuestra expedición al norte neuquino se programó para inicios de diciembre. Este retraso tuvo sustento en la geomorfología de la cuenca del río Neuquén. Mientras la del Limay, por dar un ejemplo próximo, cuenta con casi 40 lagos en sus cabeceras (1.149 km2), la sumatoria de los del Neuquén apenas alcanza los 48 km2 (un 4 %). A ello se le agrega la ausencia de bosques que dosifiquen los aportes hídricos. Por encima del lago Aluminé, la cordillera se eleva y pierde gran parte de sus valles transversales, dificultando el paso de los vientos húmedos del Pacífico. Las consecuencias son un clima más seco, escasez de vegetación arbórea y precipitaciones muy estacionales, que hacen a un sistema más inestable. Esta ausencia de lagos, que ofician como gigantescas piletas de decantación, generan una persistente turbidez durante el deshielo de inicio de temporada.
Lo teníamos todo calculado, salvo algo inesperado: una sucesión de tormentas, algunas con pedradas, que nunca dejaron que los ríos se limpiaran. Así, hubo que reformular completa-