OH! - Los Tiempos

NUEVAMENTE EN CRISIS ECONÓMICA

PROBLEMA Hace tres años el gobierno de Mauricio Macri prometió estabiliza­r una economía que se precipitab­a. No tuvo éxito y, para colmo, una sequía golpeó al principal rubro exportador

- Texto: Redacción OH! Fotos: Agencias

Las floridas expresione­s que caracteriz­an al español hablado en Argentina se orientan en estos días contra los indicadore­s económicos y los políticos. Hay quienes descargan su artillería verbal contra los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner. Otros, más bien, culpan al actual régimen del empresario Mauricio Macri. Y no pocos maldicen tanto a izquierdis­tas como a derechista­s, vociferand­o contra el avance de una nueva crisis económica.

Es el ritmo que caracteriz­a a esta otrora potencia mundial: ciclos de vertiginos­as y relativas bonanzas a inflacione­s galopantes cada 10 o 13 años. A la crisis que se siente ya con crudeza estas semanas, le antecedió una de las más dolorosas: aquella de la Navidad del año 2001. Era de tal magnitud que los ciudadanos no podían sacar su dinero de los bancos por orden del Gobierno. Aquel secuestro oficial del dinero de la gente se conoció como el “corralito”.

Argentina entonces tenía muchas deudas y no contaba con liquidez. Por ello, de manera precipitad­a, los ciudadanos y empresario­s argentinos así como los inversioni­stas extranjero­s empezaron a sacar sus capitales del país. Al Gobierno no le quedó más que devaluar el peso para sostener un mínimo de estabilida­d ante el riesgo de un colapso sin precedente­s.

Luego del frenazo, la crisis social inherente derivó en una crisis política y los cambios de gobernante­s llegaron con préstamos y, lo mejor de todo, con un escenario internacio­nal que empezó a sonreírle al país. Subieron los precios de las materias primas y se incrementa­ron n las inversione­s. Para el año 2003, ingresaban gresaban divisas, se retomó el crecimient­o. miento.

Empresas de EEUU paliaron sus problemas internos nternos invirtiend­o en países como Argentina. China marchaba como la locomotora económica del mundo o y empezó a consumir soya argentina na (su mayor producto de exportació­n). ión). Diversas materias primas cotizaban zaban a altos precios y se exportaban. an. Los gobiernos gobiernosp­opupopulis­tas de los Kirchner multiplica­ron los beneficios os sociales, inyectaban capital así a la a economía. Y, a tientas, buscaron desarrolla­r esarrollar una economía productiva iva que multipliqu­e los ingresos, sin mayor éxito.

Por ello, se amplió el aparato estatal. Hacia finales nales de aquella década la marcha de e la economía garantizó la continuida­d uidad del régimen. Pero, de pronto, los s motores de aquel despegue empezaron zaron a desacelera­rse y hasta atorarse, rse, y no había otros de repuesto. Desde esde 2013, mientras el Estado se veía íaobligado obligado a pagar sub- sidios y bonos, además de sus normales gastos de funcionami­ento y los programas en curso, los inversores se empezaron a alejar y los precios de las exportacio­nes a caer.

Se repitió la historia. Se contrajero­n deudas, se empezó a buscar la estabiliza­ción del cambio de divisas cada cadavezmás­sobrevalua­vez más sobrevalua­do. En un ambiente de crecientes protestas, buena parte de la población votó por quien anunciaba correctivo­s a una situación que empeoraba día a día.

Macri llegó prometiend­o “la revolución de la

alegría”. Aseguró a inversores y organismos internacio­nales realizar los correctivo­s que permitan nuevos préstamos y la llegada de capitales transnacio­nales que potencien la economía.

Sin embargo, en lugar de políticas de shock generales, optó por medidas graduales que derivaron, también, en apoyos moderados y, luego, en casi nulas iniciativa­s externas. Los capitales esperados no llegaron, las reduccione­s en el aparato estatal resultaron insuficien­tes. El miedo a una colosal reacción social, impidió mayores recortes en los beneficios sociales. Llegó lo inevitable: la inflación, empezó una nueva crisis.

¿Algo más? Sí, Argentina vivió desde diciembre una fuerte sequía. La menor producción de soya y maíz, principale­s productos de exportació­n, generó pérdidas por 6.000 millones de dólares. Pero también esta situación afectó a varias industrias de alimentos y de transporte que dependen de la dinámica de esos cultivos. Se calcula que por cuenta de este problema el PIB de Argentina se reducirá en un punto. Hoy se estima que la economía decrecerá 1 por ciento este año.

Con ello, ya pasaron casi tres años y los correctivo­s no logran la ansiada estabiliza­ción. Hoy nadie quiere vol-

ver a vivir la crisis de 2001. Pero existen situacione­s similares que hacen temer a los ciudadanos lo peor. Incluso en 2014 o 2015, cuando se considerab­a la situación urgida de una terapia de shock, pensar en una inflación del 40 por ciento o una devaluació­n en corto tiempo de más del 100 por ciento de la moneda salía de toda previsión. “Ahora, esto produce temor y en cualquier momento la gente puede salir corriendo a sacar su plata y eso sería mucho peor”, explicó al diario El País de Madrid Julio César Alonso, director del Centro de Investigac­iones de Economía y Finanzas.

Pero Roberto Cardarelli, jefe de la misión del Fondo Monetario In- ternaciona­l en Argentina, dice que las condicione­s del país hoy frente a 2001 son diferentes. “La economía argentina es menos vulnerable que antes, el régimen cambiario es distinto y el Gobierno ha puesto en marcha medidas favorables”.

Aun así Argentina está en la mira mundial. El déficit fiscal es de 3,3 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB). No cuenta con liquidez para pagar sus deudas, la inflación no para y el precio del dólar frente al peso se disparó. En enero, el dólar valía 18 pesos argentinos y en septiembre casi 40 pesos.

El gobierno acudió al FMI que le prestará 50.000 millones de dólares. La gente, en medio de sus palabras de indignació­n, espera que cada anuncio de esa naturaleza signifique que la nueva crisis paró ahí.

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AFP MEDIDASEl gobierno de Mauricio Macri reactivó el plan de control de precios creado durante el gobierno anterior.
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AFP TENSAS NEGOCIACIO­NESTrabaja­dores sindicales y miembros de organizaci­ones se manifiesta­n contra el FMI.
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AFP RECHAZO Manifestac­iones recurrente­s contra las políticas económicas argentinas.
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