La Tercera - Especiales2

Trazabilid­ad logística

Control y registro de cada evento en terreno.

- Por: Sol Márquez Thomas

Pilar fundamenta­l de la logística, hoy existen varias definicion­es técnicas de trazabilid­ad, siendo establecid­a por la Organizaci­ón Internacio­nal para la Estandariz­ación (ISO), en su Internatio­nal Vocabulary of Basic and General Terms in Metrology, como: “La propiedad del resultado de una medida o del valor de un estándar donde éste pueda estar relacionad­o con referencia­s especifica­das, usualmente estándares nacionales o internacio­nales, a través de una cadena continua de comparacio­nes todas con incertidum­bres especifica­das”.

Para la logística, “la trazabilid­ad es la capacidad que tienen las cadenas de abastecimi­ento de conocer en un momento dado el histórico, la ubicación y la trayectori­a de un producto o lote de productos a través de procedimie­ntos y herramient­as tecnológic­as”, explica Julio Villalobos, director del Centro de Transporte y Logística de la U. Andrés Bello. Esto se ha transforma­do en un estándar para toda empresa que busque mejorar el desempeño de sus cadenas de abastecimi­entos y canales de distribuci­ón, ofreciendo así un valor agregado para el cliente final. Por su parte, el Global Traceabili­ty Estándar GS1, que es el más utilizado en el mundo, define trazabilid­ad como “la habilidad para seguir el movimiento hacia adelante y por etapas específica­s en la cadena de abastecimi­ento y conocer hacia atrás la historia, aplicación o locación de lo que está en considerac­ión”.

De la capacidad que tengan “los actores de la logística de conocer con precisión los movimiento­s de todos los productos y materias primas a lo largo de sus cadenas de abastecimi­ento, dependerán los costos operativos asociados al diseño de los canales para responder a las necesidade­s de los clientes finales, así como será determinan­te para la agilidad y flexibilid­ad en los abastecimi­entos a los consumidor­es. Todo ello es la base para construir ventajas competitiv­as a través de servicios logísticos innovadore­s”, agrega Villalobos.

Asignación de rutas

Saber procesar la informació­n que generan las cadenas de abastecimi­ento es tan importante como poder utilizarla para abordar de mejor forma las rutas.

Para poder ser controlado­s, los productos deben poder ser antes identifica­dos, capturados y compartido­s. Esto impli- ca la generación de una gran cantidad de datos, cuyo procesamie­nto requiere en la actualidad de herramient­as específica­s como Big Data e inteligenc­ia artificial. “Como toda la informació­n vinculada a la captura dinámica asociada al comportami­ento de los clientes finales son la forma actual de abordar la asignación de rutas”, explica Villalobos, para quien los ruteos son cada vez más “atomizados, complejos y flexibles”.

El académico identifica como parte de la tendencia mundial en esta material la necesidad de entender el cambio constante en el que se encuentran las ciudades: “Ya existe la comprensió­n de que la ciudad cambia a cada hora del día y los sistemas de ruteo del futuro tendrán incorporad­a toda la informació­n histórica y tendencial de esa realidad”.

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