La Tercera

La velocidad corre por sus venas

- Agencias

De hijos que emulan a sus padres, tíos o hermanos está lleno el deporte, al igual que la vida. Con su triunfo en el Gran Premio de China, Nico Rosberg trajo a colación su herencia sanguínea, la de su padre Keko, el finlandés campeón de la Fórmula Uno en 1982.

El piloto nacido en Alemania está aún lejos de lo que hizo su progenitor, al alcanzar la corona, pero no tanto en su estadístic­a de triunfos, pues el bigotudo volante sólo alcanzó cinco victorias en sus nueve temporadas en el “Circo”.

Las relaciones padre-hijo exitosas en la máxima categoría tienen dos mejores ejemplos en su historia.

La más importante es la de Graham y Damon Hill. El primero ganó los campeonato­s de 1962 y 1968, además de ser el único en imponerse en Mónaco, las 500 Millas de Indianápol­is y las 24 Horas de Le Mans. Su vástago, hoy un influyente comentaris­ta de la F1, alcanzó la corona en 1996.

En un nivel similar, pero un escalón más abajo, en lo que a títulos se refiere, se ubican los canadiense­s Gilles y Jacques Villeneuve. El primero es uno de los grandes pilotos que no fueron campeones. Su muerte en Zolder, hace casi 30 años, se lo impidió. De todas formas, es recordado como uno de los conductore­s más carismátic­os que hayan pasado por la Fórmula Uno. Su hijo Jacques saldó la deuda familiar en 1997, en su segundo año en la serie, después de haber triunfado en la Cart en 1995.

Mario Andretti es uno de los dos estadounid­enses que se coronaron en la F1 (el otro es Phil Hill). Lo hizo en 1978. Quince años después, su hijo Michael probó suerte. Le fue p é s i mo. Como compañero de Ayrton Senna en Mclaren, apenas duró 13 carreras, pese a que logró un podio.

El t r i c a mpeó n Jack Brabham tuvo dos hijos que intentaron suerte en la F1: David y Gary. El primero tuvo más chances en sus dos intentos (1990 y 1994), pero el segundo falló en las dos clasificac­iones que intentó.

RR Ninguno destacó.

Los brasileños Emerson Fit t i pa l d i y Nel s o n Pi q ue t también intentaron que su descendenc­ia tuviera éxito en el “Circo”, pero Christian y Nelsinho pasaron sin pena ni gloria. De hecho, este último pasará a la historia por el choque deliberado que provocó, por orden de Flavio Briatore, en Singapur 2008. De seguro, cuando partió esperaba que se le recordara de otra forma.

Tampoco quedaron gra- bados en la memoria de los fanáticos de la F1 los intentos de Tomas Scheckter, vástago de Jody, campeón en 1979. Probó en Jaguar y no le fue bien. Después partió a Estados Unidos, a la Indy, sin mucho brillo.

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FOTO: XINHUA

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