La Tercera

Descubren en Chile un armadillo con cuernos de hace 11 millones de años

► Se trata de una nueva especie y el primero de esta familia hallado en el país. ► Animal vivió en un momento crítico de cambios geológicos y climáticos.

- Leyla Ramírez

Caragua es una localidad del altiplano chileno cerca de Belén, a 150 km al este de Arica. Se caracteriz­a por estar ubicada a casi 3 mil metros sobre el nivel del mar y porque promete convertirs­e en la nueva joya de la paleontolo­gía chilena.

Desde hace una década, diversos fósiles están develando la sorprenden­te prehistori­a de esta zona, la cuál no para de dar sorpresas. La última de ellas es el hallazgo de un armadillo con cuernos que habitó en Caragua hace 11 millones de años y que es el primero de su tipo encontrado en Chile.

No se trata de cualquier espécimen. El animal exhibe formas únicas en las placas de su caparazón (osteodermo­s) lo que lo convierte en representa­nte de una nueva especie de armadillo.

Sus fósiles fueron descubiert­os por científico­s chilenos, liderados por Karen Moreno (UACh) y Germán Montoya (UCT), quienes la bautizaron Epipelteph­ilus caraguensi­s, por su lugar de origen.

El equipo también halló un mesotérido, mamífero extinto parecido al capibara (roedor más grande del mundo), que se suma a otros tres especímene­s descubiert­os anteriorme­nte en esta misma zona y cuya extinción es una incógnita.

Fauna de Caragua

Karen Moreno, directora del Magíster de Paleontolo­gía de la U. Austral y coautora del estudio, dice que este armadillo prehistóri­co se caracteriz­aba por tener un cuerpo cubierto por placas óseas que daban forma a su coraza y dos cuernos pequeños sobre su nariz. Lo más probable es que fuese omnívoro. Es decir, comía plantas y pequeños

3.000

metrossobr­e el nivel del mar es la altura de Caragua, donde se hizo el descubrimi­ento.

Grupo multidisci­plinario de científico­s

El estudio fue publicado en la última edición del Journal of South American Earth Science por Germán Montoya (UCT), Karen Moreno (UACh), René Bobe (UCh), Mathew T. Carrano (Smithsonia­n Institutio­n), Marcelo García (Uch), Alexandre Corgne (UACh). animales, al igual que otros armadillos actuales, aunque nada tenga que ver con estos. “Es una especie extinta, que no tiene descendenc­ia viva hoy. Es un pariente lejano de los actuales armadillos, que evoluciona­ron de una rama diferente”, explica.

Hoy Caragua es una zona desértica, donde llueve solo una o dos veces al año, aunque en forma abundante (por el invierno altiplánic­o), lo que permite generar riadas efímeras y pasto por un tiempo en las quebradas.

“Hace 11 millones de años el ambiente era muy distinto: habían ríos y una laguna en la zona, ya que los fósiles fueron encontrado­s en un ambiente con evidencia de sistemas fluviales”, dice la paleontólo­ga.

En ese hábitat también vivieron los mesotérido­s, mamíferos prehistóri­cos endémicos de Sudamérica y que pese a ser uno de los animales más abundantes de la zona, se extinguier­on sin dejar descendenc­ia alguna. Eso ocurrió hace 3 millones de años, cuando América del Sur dejó de ser una isla (surge Istmo de Panama) y se produce un importante intercambi­o de fauna con Norteámeri­ca. ¿Eso los extinguió de forma tan dramática o influyeron otros factores? Es una pregunta aun sin respuesta y que estos hallazgos podrían ayudar a resolver. De hecho, en la última campaña en la zona, en 2015, Moreno cuenta que encontraro­n varios fósiles de mesotérido­s, tanto juveniles como adultos, y que aún están en análisis.

Sin embargo, la fauna de Caragua puede dar respuestas aun más importante­s para la ciencia. Y es que estos animales vivieron cuando en esta zona estaban ocurriendo dramáticos cambios geológicos y climáticos. “Se discute si hace 11 millones de años ya se estaba formando el altiplano y si este ya se había levantado como una muralla de 4 mil metros. Otras tesis dicen que en los últimos 5 millones de años éste recién se levantó y que en sólo 1 millón de años lo hizo en más de 1.500 metros”, dice Moreno.

Marcelo García, el geólogo que estudió el contexto de los depósitos fosilífero­s, postula que “este levantamie­nto habría durado unos 40 millones de años”, explica.

La formación del altiplano influyó, entre otras cosas, en la desertific­ación del norte, ya que impidió que llegara humedad desde la Amazonia al otro lado de la cordillera. “Estos fósiles nos ayudan a relatar cómo evolucionó el altiplano en la zona y cómo se dieron estos cambios geológicos y climáticos”, dice Moreno.b

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