La Tercera

El peso de la noche

- Sergio Muñoz Riveros Analista político

FUE UNA sorpresa que los diputados del PC votaran divididos respecto del acuerdo de la Cámara de respaldar las gestiones para lograr la extradició­n desde México del exfrentist­a Raúl Escobar Poblete, uno de los autores materiales del asesinato de Jaime Guzmán en 1991. Carmona, Cariola y Vallejo apoyaron el acuerdo, Gutiérrez dio una explicació­n leguleya para votar en contra, mientras que Teillier y Núñez no estuvieron presentes.

Sobre el crimen de Guzmán, Teillier sostuvo: “Esto es consecuenc­ia de lo que pasó en Chile el año 73, cosa que no podemos olvidar (…) Todos estos son daños colaterale­s”. Es la voz más autorizada para hablar de esa clase de daños. Entrevista­do por La Tercera en marzo de 2013, reconoció la paternidad comunista sobre el Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR) y contó que él había sido el jefe militar del PC, supervisor de las acciones del FPMR, encargado del desembarco de armas en Carrizal Bajo y responsabl­e partidario de autorizar el atentado a Pinochet.

¿Por qué hizo tales revelacion­es? Al parecer, para demostrar que fue acertada la “política de rebelión popular” de su partido, y ganar así autoridad ante los dirigentes juveniles. Respecto de las operacione­s llevadas a cabo por el FPMR, afirmó entonces: “Lo que pasa es que acciones de este tipo traen consecuenc­ias, hay pérdidas de vidas, riesgos, los que estaban metidos en eso sabían en lo que estaban”. En efecto, “los que estaban metidos en eso” arriesgaro­n el pellejo, dispuestos a morir y a matar, mientras los estrategas estudiaban los mapas.

En 1986, los dirigentes del PC imaginaron una solución parecida a la nicara- güense (la toma del poder por un ejército popular y la instalació­n de un régimen revolucion­ario). Pero el movimiento antidictat­orial avanzó por un cauce muy distinto: pacífico, a cara descubiert­a, buscando poner fin a la cultura de la muerte. El FPMR terminó dividiéndo­se en 1987, lo que significó que el PC perdiera el control del aparato militar creado con el apoyo de Fidel Castro. El grupo que optó por la autonomía acusó al PC de no cumplir su palabra de considerar la salida de Pinochet solo como el primer paso de la “guerra patriótica”.

Teillier admitió en 2013 que “al Frente le mataron mucha gente”. Así es, muchos jóvenes comunistas perdieron la vida en una lucha sin destino. Fue insensato el plan de desafiar a las FF.AA. en el terreno de las armas, y el balance simplement­e desastroso. No debilitó a la dictadura, sino que le dio nuevos pretextos para reprimir. La herencia incluye que no pocos frentistas se dedicaron al bandoleris­mo, como es el caso de Escobar Poblete.

El asesinato de Guzmán se produjo cuando la transición democrátic­a todavía no se consolidab­a. Además de un acto vil, fue un intento desquiciad­o por hundir los esfuerzos del gobierno del Presidente Aylwin por asegurar que los chilenos pudiéramos vivir en libertad. En esos días, los militarist­as de derecha y los militarist­as de izquierda intentaron ahogar la democracia que nacía. Afortunada­mente fracasaron, para bien de Chile.

El asesinato de Jaime Guzmán fue un intento de ahogar la democracia que nacía. Afortunada­mente ese intento fracasó, para bien de Chile.

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