Instituciones y conciencia
Señor director:
El axioma “las instituciones no tienen conciencia” se ha acuñado en la discusión del proyecto de ley de aborto para obligar a los hospitales de la Iglesia Católica a practicarlo. Con ese axioma se quiere decir que el sostenedor o director de una institución no puede oponerse a que en ella se cometan acciones que su conciencia considera un crimen, en el caso del aborto, un “crimen abominable” como enseña la moral cristiana, porque ellos no tienen responsabilidad en ese hecho.
El país es testigo de cómo ha operado el axioma: “El Sename no tiene conciencia”. Según ese axioma ninguna autoridad es responsable del maltrato, crueldad y tortura a niños vulnerables, que ha causado la muerte de 1.313 de ellos en los hogares dependientes del Sename. La conciencia del ministro correspondiente, del director del Servicio y de los directores de los hogares en que esos delitos ocurren no les reprocha nada. Y como la conciencia no les reprocha nada, no hay reacción ni posibilidad de enmendar.
En los hospitales de la Iglesia Católica no se puede practicar el aborto, porque tienen un sostenedor y un director a quienes su conciencia declara que el aborto es un crimen. Tampoco pueden permitir que allí se practique la tortura o cualquier otro delito, como los que se cometen a diario en los hogares dependientes del Sename. Presupuesto y, sin embargo, el Legislativo, con las honrosas excepciones de apenas tres diputados y dos senadores, da la largada a una fiesta que recién comienza: la creación de una nueva región en Ñuble, sinónimo de despilfarro y burocracia inútil.
Es probable que la Presidenta se sienta orgullosa el 20 de agosto en Chillán por haberle cumplido a sus habitantes ese “anhelo” que estaba en su programa de gobierno. Pero como los recursos no son infinitos, decenas de miles de millones de pesos irán a parar a los contratados por esta nueva agencia de empleos, en lugar de destinarse a proveer los recursos adicionales que necesita el Sename, a miles de desayunos infantiles y a otras necesidades sociales que no pudieron satisfacerse. grandes “reformas estructurales” impulsadas por la Democracia Cristiana. El objetivo sería terminar con el “latifundio”. No se expropiarían solo los campos mal explotados – como había sido el caso bajo Alessandri -, sino los que superaran una cierta extensión, y el pago se haría con bonos Cora, amortizables hasta un plazo de 30 años, y solo reajustables en parte, en épocas de altísima inflación. Además, los terrenos obtenidos por el Estado de esta forma esquilmatoria no se entregarían a los campesinos en propiedad privada, sino solo comunitaria: los “asentamientos”. Más todavía, este proceso se desarrollaría en medio de un ambiente revolucionario y politizado, marcado por la violencia: las “tomas”. El terreno quedaba preparado para el experimento marxista de la Unidad Popular. cimiento. Pero el gobierno hizo oídos sordos. O simplemente no les importó.
Hoy Chile baja en su clasificación de riesgo, encareciendo la contratación de créditos. Los mismos créditos que hoy son más caros por el alza al impuesto de timbres y estampillas de la reforma tributaria.
“Júzguenme por los resultados” dijo entonces Arenas. El tiempo lo juzgó, pero la condena no fue para él en la comodidad de la Cepal. La condena fue para Chile, en especial para la clase media. zonas urbanas, como entidad que trabaja en el combate de la delincuencia, promovemos una mayor educación cívica con el fin de que todos comprendamos la lógica del proceso penal y contribuyamos mediante propuestas concretas a su mejoramiento.
Es fundamental comunicar los resultados legales exitosos, especialmente a denunciantes, víctimas y testigos, para que las personas se enteren de que un delito tuvo consecuencias y que su denuncia y testimonio fueron primordiales.