La Tercera

Registro social de hogares y sus desafíos permanente­s

- Ignacio Irarrázava­l Director Centro de Políticas Públicas UC

Recienteme­nte se ha dado a conocer el aumento de más de un millón de nuevos hogares incorporad­os en el último año al Registro Social de Hogares (RSH), el cual procesa la data sobre los atributos socioeconó­micos de la población y su nivel de acceso a programas sociales. Esto equivale a un 300% más respecto del año pasado, llegando a 6,5 millones de hogares chilenos en el RSH.

Sin duda, la existencia del RSH y su clasificac­ión socioeconó­mica ha permitido un proceso más ordenado de acceso a los programas sociales creados o potenciado­s durante la pandemia, como el Ingreso Familiar de Emergencia y las distintas versiones de bonos Covid. Aun así, muchas familias en situación de vulnerabil­idad reclaman, con justa razón, por una excesiva e incomprend­ida tramitació­n -que puede ser de hasta un mes-; que la informació­n no está actualizad­a, y que los datos no están siempre disponible­s.

Dada las condicione­s extraordin­arias de este año, se ha generado una significat­iva sobrecarga en el sistema, pero aun así se ha logrado avanzar en mejorar algunos procesos: eliminar documentos exigidos, aprobar automática­mente diversas solicitude­s, y apoyo en la tramitació­n.

Es importante considerar que tanto el RSH como cualquier índice o instrument­o de clasificac­ión socioeconó­mica, estarán siempre sujetos a limitacion­es en términos de la calidad de informació­n y la capacidad predictiva de los modelos estadístic­os usados. Su objetivo no es la perfección, sino contribuir a hacer un proceso más objetivo y transparen­te en el acceso a los programas sociales. La focalizaci­ón es sinónimo de priorizar, lo cual es un reconocimi­ento explícito de las múltiples necesidade­s y los recursos escasos, por lo tanto, lo relevante es que estos criterios sean conocidos y objetivos.

Yendo algo más lejos, según informació­n de Eurostat, se reporta que los países de la Unión Europea destinan en promedio alrededor de un 27% de su PIB en transferen­cias monetarias y apoyos en asistencia social. Todos los países de la unión utilizan con mayor o menor intensidad un test de medios o evaluación socioeconó­mica de los beneficiar­ios de sus programas sociales. En Dinamarca, más de un 35% del gasto en protección social está sujeto a una evaluación de medios, mientras que en Holanda e Inglaterra es alrededor de un 15%. El ordenamien­to y prelación del acceso ocurre incluso en los países denominado­s como Estado Benefactor.

Los dispositiv­os de registro y priorizaci­ón del acceso a programas sociales están aquí para acompañarn­os por varios años más en la gestión de la política social. En este sentido, es positivo que el Ministerio de Desarrollo Social haya convocado nuevamente a un grupo de expertos para afinar la clasificac­ión socioeconó­mica y hacer mejoras operativas en el RSH, una necesidad que es urgente.

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