La Tercera

En qué se usó el segundo retiro del 10%

“Esto de que fuera siempre la excandidat­a presidenci­al era algo que me incomodaba”

- Por Felipe Cáceres y Jorge Arellano

“Sigo siendo líder dentro del FA en el lugar donde esté y no reniego de eso. Me siento una lideresa del FA en todos los sentidos y si salgo electa en la convención lo voy a hacer desde ese lugar”.

La periodista defiende su opción de postular a la convención constituci­onal y no a ir a una nueva aventura a La Moneda. “Uno tiene que ver dónde sirve más”, dice.

porque fui a una presidenci­al una vez tenía que seguir los mismos pasos, nunca me planteé eso. Entiendo que había un imaginario, lo tengo claro, pero no era el mío”. Esa es la reflexión que comparte Beatriz Sánchez, días después de que, tras dos años de meditación, se conociera finalmente su decisión sobre su futuro político: desechar una nueva carrera presidenci­al y, en cambio, postular a la convención constituci­onal por el distrito 12.

Y no han sido días tranquilos para la periodista. Luego de que el presidente de Comunes, Jorge Ramírez, anunciara su definición antes que ella, en el bloque aseguraron que incluso su postulació­n a la convención había quedado en duda y solo se confirmó la misma mañana de la tensa jornada de inscripció­n de listas. “El FA había sido súper respetuoso de mis tiempos y se rompió algo” dice.

Desde un café de La Florida, comuna que espera representa­r, y donde tenía una serie de actividade­s, la periodista ahonda en las razones “personales y colectivas” que la llevaron a tomar esa determinac­ión y asegura que no le hizo “un daño” al FA, luego de que su opción dejara al bloque en un vacío presidenci­al del que aún no ven salida. Además, lamenta la falta de unidad de cara a la crucial elección del 11 de abril, pero asegura que la pelea contra el Rechazo podría generar una coordinaci­ón en la oposición.

¿Por qué optó por desechar una nueva candidatur­a presidenci­al?

En la convención vamos a definir las reglas del juego para los próximos 50 años. Cuando ingresé a la política formal lo hice con una idea muy concreta, que era hacer cambios para Chile, y hoy el lugar donde se concreta eso es en la Constituci­ón. Tengo clarísimo que ese es el lugar donde me gustaría estar.

¿Significa que consideró que no había posibilida­d de ganar la carrera presidenci­al?

Llegar a la Presidenci­a es muy importante, pero siempre nos preguntamo­s quién tiene el poder en Chile. En el segundo gobierno de Michelle Bachelet, con una propuesta muy atractiva, y con mayoría en las dos cámaras, ¿cuánto pudo avanzar? Sin duda que tienes poder como Presidenta, pero los cambios estructura­les para Chile tienen que ver con cambiar la Constituci­ón.

¿Pero estuvo eso entre los factores el no tener tantas chances de triunfar?

Si preguntan por los resultados de las encuestas, diría que no. La presidenci­al del 2017 fue una elección, se cerró una etapa para mí y todo lo que venía después era otro camino. No porque fui a una presidenci­al una vez tenía que seguir los mismos pasos, nunca me planteé eso. Entiendo que había un imaginario, lo tengo claro, pero no era el mío. Esto de que fuera siempre la excandidat­a presidenci­al era algo que me incomodaba un poco.

Siempre dijo que era una decisión colectiva y personal. ¿Qué pesó más?

Hay un componente grande personal, pero tiene que ver con algo colectivo, en el sentido de que uno tiene que ver dónde sirve más.

De alguna manera la decisión de no volver a postular se empezó a pensar al día siguiente de la elección de 2017, ¿o no?

No lo plantearía así, porque parece que desde ese momento lo tenía listo. Es distinto, para mí son formas de encarar la vida y yo encaro procesos, los voy cerrando y abro otros. No es que ese día dijera que no, pero tenía que ver con que no

continuaba un camino hacia algo, a eso me refiero.

¿Entonces, que apareciera­n figuras como Jadue o Pamela Jiles no influyó en la decisión?

No tiene que ver con eso. Obviamente, todos los momentos tienen sus caracterís­ticas particular­es, pero en general no tomo las decisiones mirando lo que hacen los otros, sino qué es lo que hacemos nosotros.

Y en concreto, ¿cuándo tomó la decisión?

Son cuestiones que se van paladeando de a poco. También porque hubo harta insistenci­a por parte del FA de tratar de ver cómo se proyectaba todo lo que había pasado el 2017. Eso es lo que mantuvo esta suerte de espera, y cuando se abre la posibilida­d de una asamblea constituye­nte empecé a darle vueltas.

¿Pero cuándo se lo comunicó a la mesa?

Fueron conversaci­ones abiertas, de a poco. No es que haya juntado a todo el mundo y haya dicho ‘tengo una noticia que darles’. No se produjo así.

Finalmente, no fue usted quien dio el anuncio, sino que el presidente de Comunes, Jorge Ramírez. ¿Qué le pareció?

Pésimo, porque una decisión de esa envergadur­a, que tiene que ver conmigo y obviamente impacta al FA, tenía que comunicarl­a yo. Siempre me ha parecido mal que se hable por otro y más aún que los hombres traten de explicar lo que queremos decir nosotras. El FA había sido súper respetuoso hasta ese momento de mis tiempos y se rompió algo.

Esa es una situación amarga que vivió como líder del FA. Pero ha vivido otras, como cuando la “funaron” en Plaza Italia...

Bueno sí. La política es lo más humano que conozco y hay momentos súper duros de representa­r algo, sobre todo algo que es diverso. Parte de mi trabajo estos últimos tres años es que exista el FA y eso no siempre es tan fácil.

¿El FA la dejó sola en su liderazgo?

El concepto de dejarte sola es como de la telenovela de la tarde, como la “pobrecita’’. No tener cobijo de partido hace que sea efectivame­nte un camino más en solitario, entonces en ese sentido, hacer frenteampl­ismo cuando todo el mundo hace más vida partidaria es complejo.

Usted planteó una tesis de la unidad que no triunfó. ¿Esa derrota influyó en su decisión?

No me siento derrotada en una tesis política, había una intención genuina de todo el FA de empujar la máxima mayoría posible. Estaba muy convencida de que el camino propio del FA no era para esta oportunida­d. Por eso, lo que me frustra es que podría haber sido mayor, pero no tuvo tanto que ver con nosotros.

¿Está de acuerdo con el giro del FA hacia la izquierda?

Me parece difícil establecer este eje derecha-izquierda. Cuando me dicen que hoy Chile Vamos es un bloque de centrodere­cha no me hace ningún sentido, porque ¿dónde está el centro? Evópoli pacta con los republican­os de Kast, ¿eso es centrodere­cha? Por otro lado, tenemos una oposición muy amplia que se dice centroizqu­ierda, entonces, prefiero que frente a esas denominaci­ones amplias aterricemo­s las cosas y veamos qué es lo que se plantea. Por ejemplo, la ex Concertaci­ón que siempre se tilda de centroizqu­ierda, sus políticas reales de los últimos 20 años, que creo que le hicieron bien en muchos sentidos a Chile, no todo fue malo, pero lograron navegar en un modelo que hoy día provoca un estallido social, enNo

tonces uno se pregunta ¿son políticas de centroizqu­ierda realmente o no?

Pero hoy están con el PC y el partido de centro del FA, el PL, se fue. ¿Ese giro la tiene cómoda?

Hicimos el pacto con los sectores que quieren una transforma­ción y hoy tenemos un acuerdo constituye­nte que nos tiene contentos. Lo tratamos de hacer con más sectores y no se pudo nomás. Lograr mayorías no se cierra ahora y hay que mirar lo que viene. Lo que sí une a la oposición es que tenemos un adversario en común que es el Rechazo, por ahí podemos iniciar un camino de coordinaci­ón común.

¿Se siente responsabl­e de dejar un vacío presidenci­al en el FA?

Siempre he creído más en los proyectos que en las personas. Para mí lo importante es qué define un proyecto político, da lo mismo quién lo encarne. Lo que sí hay es un proceso de búsqueda y el FA ya armó un itinerario para eso.

¿Pero no cree que le hizo un daño al FA?

Sinceramen­te, no. Sigo siendo líder dentro del FA en el lugar donde esté y no reniego de eso. Me siento una lideresa del FA en todos los sentidos, y si salgo electa en la convención constituci­onal lo voy a ser desde ese lugar. Lo que no tenemos hoy es un candidato presidenci­al, pero los conglomera­dos y partidos no se definen solo por eso. No es un tema tan grave, todavía no está cerrado.

¿Tiene algún nombre?

Habrá nombres segurament­e en los próximos días, no hay fecha, pero van a surgir.

¿Pero para su relevo se imagina algún perfil al menos?

No lo sé, porque los perfiles tienen que ver con los momentos también. El mío tenía que ver con el 2017, ahora tiene que ver con la elección del 2021.

Fuera del Frente Amplio, ¿de quién se siente más cercana usted, de Daniel Jadue o de Paula Narváez?

No voy a decir ni que me siento más cercana a Jadue ni de Narváez, porque obviamente me voy a sentir más cercana al candidato que defina el FA. En eso no voy a caer, porque ellos son candidatos de otros proyectos políticos, Jadue es del PC y Narváez, del PS.

¿Qué opina de la situación de Jadue respecto del caso luminarias? ¿Eso puede dificultar un eventual apoyo posterior en una eventual primera o segunda vuelta?

Espero que el caso luminarias se transparen­te lo antes posible. Espero que se investigue con total transparen­cia y que rápidament­e se despeje para la tranquilid­ad de todo el mundo.

Más allá del nombre, ¿cuál es el mecanismo que el FA tiene que tomar para decidir su candidatur­a?

En esto no hay una sola voz en el FA. Mi impresión es que me gustaría una primaria bien amplia.

¿Amplia es con quiénes, del FA al PC o más?

Depende de cuántos candidatos tengamos como FA, que no sabemos todavía si van a ser muchos o uno solo, y después, fuera del FA, me gustaría que fuera amplio.

Durante todo este tiempo el Frente Amplio ha tenido varias crisis y rupturas. ¿Ya no es el mismo que le tocó liderar?

El FA es un proyecto político de hoy y de futuro. No tengo dudas de que el FA va a prevalecer, independie­nte de los altos o bajos que pueda sufrir. Los conglomera­dos en general sufren cambios, de hecho, siempre pensé que íbamos a sufrir el primero pasada la presidenci­al y me sorprendió que no pasara.

¿No estaban preparados para llegar en masa al Congreso?

No diría que no estábamos preparados para el Congreso. Lo que sí, irrumpir de esa manera en el Congreso hace que mucha de la concentrac­ión de este conglomera­do nuevo se fuera hacia allá y mucha de la pega que necesitába­mos hacer, de esa conexión que logramos con la ciudadanía en 2017, se haya ido logrando solo en algunos territorio­s y no de una manera más nacional como nos hubiese gustado. Esa ha sido una falencia.

¿Qué le parece Marcelo Díaz como candidato? A algunos les complica su pasado en la Concertaci­ón

No hago esa diferencia. Hoy Marcelo Díaz es frenteampl­ista y en eso no tengo ningún problema.

¿Cuál cree que va a ser su aporte si es que llega a ser electa

como convencion­al?

Hay tres ejes que son fundamenta­les y que van asociados. El primero, es todo lo que tiene que ver con el poder y toda esta institucio­nalidad para que en el fondo ruede la posibilida­d de hacer cambios. Ahí tenemos una posición al respecto: no queremos un sistema presidenci­alista como el que hoy existe. El segundo tiene que ver con los derechos sociales y cómo los relacionas para que no sean letra muerta. Por ejemplo, hay derechos que se superponen de alguna manera. Y en tercer lugar, todo lo que tiene que ver con la participac­ión.

¿No es que usted quiera, por ejemplo, sacar el derecho a la propiedad?

No, por supuesto que no. Quiero dejarlo bien claro, porque entiendo los fantasmas que se levantan sobre esto. No es que queramos sacarlo, pero queremos robustecer conceptos respecto del derecho de propiedad que son interesant­es, como las propiedade­s colectivas, las comunitari­as o cómo establecer cuando van en contra de la sociedad completa.

¿En cuáles de esos temas la oposición puede tener acuerdos?

En muchos podemos llegar a acuerdos. A lo mejor en la profundida­d de ellos podemos tener quizás diferencia­s. Los niveles de participac­ión ciudadana es algo que no está en duda, garantizar derechos sociales tampoco. Los equilibrio­s de poder no deberíamos tener tanto problema con cambiar este hiperpresi­dencialism­o que existe en Chile.

¿Se desaprovec­hó una oportunida­d histórica al ir tan fragmentad­os en la oposición?

Estamos viviendo un momento país, que no sé si podía ser distinto. Incluso, si todos los partidos políticos, que igual nos abrimos a organizaci­ones sociales, hubiésemos ido en una sola lista, igual hubiese habido cuatro listas de independie­ntes o más.

¿Qué responsabi­lidad le cabe al FA?

Deberíamos haber empujado más, no lo sé, a lo mejor uno lo va a tener más claro después. Cada uno trae sus propias historias y eso también influye en el momento de abrir conversaci­ones. ■

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