Patagon Journal

ESCALADA DEPORTIVA: CINCO SECTORES PARA PONERSE A PRUEBA

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1 El Maitenal (Puerto Ibáñez): Cuenta con dos zonas, una con rutas muy agradables y entretenid­as, y otra que destaca por ofrecer una escalada más dura y técnica. Las rutas tienen nombres y grado al pie de cada vía. En términos generales, este sector de escalada presenta placas con “bolsillos” y regletas dentro de un cañón protegido del viento. Existe un sector escuela llamado “El Queso”, ideal para los primeros pegues con vías de quinto grado.

2 El aeródromo (Cerro Castillo): Sector que se encuentra a 10 minutos de Villa Cerro Castillo, por el camino que conduce al aeródromo. Predominan las regletas, placas y algunas fisuras que conforman rutas hasta de grado duro, pero también cuenta con una zona de rutas escuela. En general, es escalada muy técnica y delicada, ideal para quienes buscan un reto de calidad. Se puede escalar durante todo el año, pero entre noviembre y abril es cuando el sol da en la pared.

3 Cerro Mackay (Coyhaique): Visible desde toda la ciudad, el cerro Mackay presenta fisuras perfectas de basalto columnar, idóneas para la práctica de la escalada tradiciona­l, con rutas que llegan hasta la cumbre por la cara oeste. También se puede practicar escalada deportiva, y de excelente calidad; se han abierto y equipado varias rutas en paredes con más de 300 metros de desarrollo y dificultad­es de hasta 5.11.

4 Puerto Río Tranquilo: Sector donde abundan las rutas largas, bastante plaqueras. La vista panorámica del lago General Carrera es un plus, pero hay que tener cuidado con la caída de piedras.

5 Altamirano (Puerto Ibánez): De fácil acceso, se puede llegar caminando desde el pueblo. Cuenta con dos zonas de escalada: un sector inferior con 23 vías y el denominado segundo piso, con 42. Este último es el más desarrolla­do de los dos, posee rutas largas y muy plaqueras, con algunas fisuras, pero sobre todo con muchos techos y diedros. Escalada muy técnica, de mucho movimiento y posición corporal, con líneas estéticas de gran altura, lo que otorga una vista al lago que le da un toque especial.

“Lo que más me gusta de Aysén, desde un punto de vista de la escalada, es que todavía está poco explorado. La conocemos como la Patagonia no descubiert­a. Es territorio virgen cuando se le compara a El Chaltén o Torres de Paine, y allí hice algunos primeros ascensos a cerros que ni siquiera tenían intentos previos. En gran medida no eran escaladas extremadam­ente difíciles, pero el aspecto explorator­io es increíble”, resume.

Y aunque Donini está familiariz­ado con la problemáti­ca existente en términos de acceso a algunos de los sitios de escalada de la región, al final cree es una problemáti­ca que se da a nivel mundial, muchas veces asociada a un tema generacion­al. “En Aysén los problemas con la propiedad privada conciernen en primer lugar a sectores más accesibles de escalada en roca, y no a las montañas remotas y de difícil acceso. Establecer buenas relaciones con los propietari­os es una habilidad importante, que no siempre tienen desarrolla­da los escaladore­s más jóvenes e impaciente­s”, dice sin tapujos.

Aunque la evolución de la escalada aysenina es un fenómeno que ha causado las más diversas reacciones y parece tener límites insospecha­dos incluso para los más experiment­ados, solo una cosa es segura: las posibilida­des que ofrece este pedazo de Patagonia son tan grandes y atractivas como el territorio mismo.

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