Ciudad para todos: la revolución de las economías compartidas
Es un cambio de paradigma que no sólo afecta al sistema de transportes y alternativas de alojamiento, sino que a la manera en que funcionan y se planifican las urbes modernas.
SANTIAGO es una urbe que está sufriendo los efectos propios del crecimiento económico y el consecuente aumento del poder adquisitivo de sus ciudadanos. Esto se ve reflejado en el incremento del parque automotor, y el impacto negativo que esto genera en la congestión, la segregación económica y espacial y la contaminación.
En ese contexto, se instala el concepto que plantea la economía compartida, una revolución que cambia el paradigma sobre el cual se ha construido la ciudad y que busca “compartir” en vez de “poseer”, cuyo potencial es valorado en unos US$110 mil millones por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). Una idea que está cambiando la forma en la que se relacionan los diferentes elementos de la ciudad y la manera en la que se desarrolla la interacción comercial de los servicios.
Esta tendencia está definida por el cambio que ha generado la penetración de las redes sociales y las tecnologías de la información en di-
¿Qué pasó? La economía compartida es un concepto que busca compartir en lugar de poseer y se instaura como una auténtica revolución que viene a cambiar el paradigma sobre el cual se ha construido la ciudad.
¿Qué consecuencias tiene? Esta tendencia ha cambiado la forma en la que se relacionan los diferentes elementos de la ciudad y la manera en la que se desarrolla la dinámica de interacción comercial de los servicios.
¿Cómo me puede afectar? De a poco, los ciudadanos, los planificadores urbanos y las autoridades, deberán enfrentarse a la posibilidad de cambiar normativas que se adapten al nuevo paradigma de las economías compartidas. versos ámbitos de la vida económica, política y social de la ciudad, cuya principal característica es que permite conectar sin intermediarios las necesidades de las personas con la forma en que se satisfacen.
Un buen ejemplo de esto son los sistemas de transporte privado compartido o “carpooling” que cada vez cobran más fuerza, tanto en las urbes, como en los desarrolladores de apps.
Uber, un icono Uno de los símbolos de la lucha por instaurar la idea de las economías compartidas es Uber. Con operaciones en 400 ciudades y más de 60 países, permite el traslado de sus usuarios a un precio conveniente, un fenómeno que ha encontrado resistencia entre los taxistas en todo el mundo.
Soledad Lago, gerente de comunicaciones de Uber para el Cono Sur, sostiene que las economías compartidas “permiten la interacción entre dos personas, una que tiene un bien y otra que quiere hacer uso de éste, de modo de satisfacer la necesidad de ambos. Este intercambio se ve favorecido cuando se abre un canal digital para conectar a estas dos personas” y agrega : “estamos convencidos que esta va a ser la nueva forma de hacer negocios en el mundo y de relacionarse con el entorno”.
Por su parte, Rodrigo Troncoso, director del Centro de Datos del Instituto Libertad y Desarrollo (LyD), manifiesta que “Uber mantiene una autorregulación que en la práctica, ha mostrado ser superior a la legislación estatal, porque el servicio es mejor y tiene el costo es el del transporte público, pero con estándares del transporte privado”, dice Troncoso.
En ese sentido, el investigador de LyD sostiene que “esto podría significar un cambio de paradigma en cómo se diseña el transporte público de pasajeros, haciendo que la existencia de buses con recorridos rígidos sea algo obsoleto”.
Reformulación urbana La entrada de las economías compartidas no sólo significa un cambio en el sistema de transportes, sino también en el de alojamientos, por medio de aplicaciones como Airbnb, que cubre alrededor de dos millones de propiedades en 192 países y 33 mil ciudades. En el fondo, es una reformulación del rol que cumplen las personas en la construcción de la ciudad.
Pablo Allard, decano de la Facultad de Arquitectura y Arte de la Universidad del Desarrollo (UDD), cree que a partir de esta revolución “va a haber una baja en el costo de muchos de los servicios urbanos, porque se van a eliminando intermediarios, costos de transacción y un montón de sobrecostos que hoy día afectan la provisión de éstos”.
Sin embargo, aun cuando las economías compartidas representan una serie de ventajas frente al modelo actual de ciudad, necesaria- Son las ciudades que cuentan con los servicios de transporte privado de Uber en más de 66 paises. mente tienen que enfrentar los desafíos que apuntan hacia el cumplimiento de ciertas normativas y compromisos desde el punto de vista tributario, situación que ya está en discusión en los estamentos legislativos.
El decano de la UDD sostiene que es necesario “resolver qué pasará con la información y privacidad de los usuarios que van a estar participando de estas plataformas colaborativas y cómo se van a poder regular a través de un sistema legal tradicional, paradigmas que son totalmente nuevos”, temas que van a ser discutidos en VII Foro Santiago 2041, que se realizará el 11 de agosto.
De la mano con el desarrollo de la economía compartida, va la innovación tecnológica, y en ese sentido, la clave de Uber y Airbnb fue la visión que les permitió aprovechar las herramientas disponibles y el escenario planteado por la ciudad.