Lecciones de ley de estacionamientos
CONTROVERSIA generaron las palabras del ministro de Hacienda, que calificó las alzas en el precio de los estacionamientos como una “subida por el chorro” de ciertos empresarios. Para el ministro, el problema del alza estaría en los empresarios, no en la ley. Si bien es indudable que el alza se produjo con ocasión de la entrada en vigencia de la “ley de estacionamientos”, desconocer que esta tiene defectos es negarse a una realidad. La idea original del proyecto era eliminar el “redondeo”, que consistía en cobrar el precio del estacionamiento por espacios de tiempo totales ocupados o no por el cliente. La solución a que llegó el legislador fue establecer formas estrictas de cobro: por minuto o por tramo, de tal manera que el consumidor sólo pagara el período ocupado. Lo que desconoció el legislador es que el período de tiempo no ocupado por el consumidor, en los antiguos sistemas de cobro con “redondeo”, tiene un valor monetario. Al establecerse dos formas alternativas de cobro, por tramo o por minuto, se generó el estímulo para los proveedores de incorporar el valor del redondeo en el precio. El legislador fue cándido en pensar que los proveedores no incorporarían el valor del redondeo asociado a sus antiguas estructuras de precios. Lo que se planteó como una reforma a la ley de protección del consumidor, terminó perjudicándolo. Por ello se ha planteado modificar la ley. Pero antes, quizás lo conveniente sea aprender algunas lecciones. En primer lugar, que no toda regulación de un mercado termina protegiendo a los consumidores. Luego, que en algunas ocasiones la desregulación puede ser preferible a la regulación. En tercer lugar, que antes de establecer una regulación de un mercado, hay que anticiparse a sus eventuales escenarios para determinar cómo deberían comportarse los agentes del mercado. El equilibrio de estas variables determina si la ley será beneficiosa para el consumidor. No vaya a suceder que una reforma termine perjudicando aún más al consumidor. ℗