Pulso

Cultura pro emprendedo­r y pro innovador

- El autor es senador de la República. FELIPE HARBOE BASCUÑÁN

UN EMPRENDEDO­R es quien tiene ganas de cambiar el estado de las cosas, que no espera instruccio­nes y ve en cada espacio una oportunida­d de crear valor. El innovador, por su parte, es quien se sale de la fila, no sigue a la masa y se aventura y arriesga en busca de nuevas oportunida­des, desafía al sistema y a lo tradiciona­l. Ambos constituye­n un valor para nuestra sociedad, y debemos hacernos cargo de motivar a más personas para que se sumen a dichas vocaciones. Ciertament­e las startups y los fondos de innovación aportan al proceso, pero nos falta lo más relevante: crear una cultura pro emprendedo­r/innovador, que entregue facilidade­s para el desarrollo de habilidade­s y negocios. Ambas actividade­s tienen elementos comunes. Uno de ellos es el riesgo asociado. Innovar y emprender es riesgoso. Se apuesta el tiempo, el capital propio o familiar y se arriesga el nombre, se buscan alternativ­as no exploradas y se crea valor luego de varios ensayos/error. Hoy Chile no valora el riesgo y el fracaso, al contrario, lo evita y sanciona. Altas tasas de interés, abultadas garantías, procesos interminab­les y la amenaza del Dicom o el “peneca verde”, acompañan a quienes sueñan con crear valor. El fracaso es parte del aprendizaj­e y debe ser valorado por el sistema financiero y el Estado. Si Chile quiere ser un país de emprendedo­res e innovadore­s, debemos terminar con la desconfian­za al riesgo y la sanción del fracaso y ser capaces de crear un sistema que premie al que se atreve, que apoye al que emprende o innova. Sólo así aportaremo­s al desarrollo de emprendimi­entos e innovacion­es. También podremos apostar a tener en las futuras generacion­es, nuevas oportunida­des de reconfigur­ar el mercado laboral ante una economía y un desarrollo tecnológic­o que abandona a pasos agigantado­s la empleabili­dad tradiciona­l.

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