Cambios en Banco Central
DURANTE LOS últimos años, el criterio de elaboración del Presupuesto estuvo marcado por una política fiscal contra-cíclica y las necesidades de financiamiento de los diferentes hitos programáticos del Gobierno, específicamente la gratuidad. La primera de las razones (contra cíclica) se debe al deterioro en el crecimiento, el cual se explica fundamentalmente por el menor precio de los commodities, especialmente el cobre. Lo anterior llevó a que el déficit fiscal del gobierno pasara de un superávit del 0,6% del PIB en el año 2012, a una situación deficitaria del 2,8% a diciembre de 2016. ¿El Presupuesto 2018 mantendrá los mismos criterios o se ajustará a las condiciones actuales de crecimiento, precio del cobre y necesidades de recursos para financiar la extensión de la política de la gratuidad en educación como foco principal? Por este motivo, las variables para la elaboración del Presupuesto son relevantes. Si consideramos que de acuerdo con lo que se señaló, se considerará un PIB tendencial de 2,6% y un precio del cobre que ronda los US$2,77 la libra, se debería esperar un crecimiento del Presupuesto en torno a 2,5%. Cifra conservadora y que permitiría comenzar a disminuir paulatinamente el déficit estructural del gobierno, con la esperanza de volver a instaurar la sensata regla del superávit fiscal estructural. Si bien esta situación sería la ideal, las necesidades de financiamiento de la gratuidad, reformas a la educación pública y la necesidades del área de la salud, llevarán a que el crecimiento del Presupuesto se acerque a 3,5%, pasando de los US$60.000 millones de 2016 a cerca de US$62.000 millones, dejando como gran dificultad lo relativo al financiamiento y la falta de holguras para la gestión del Gobierno entrante.