La piscina más rápida
Hay tres disciplinas que raptan la atención en los Juegos Olímpicos: la gimnasia, la natación y el atletismo. Claro que entre ellas existe una subdivisión, donde lo que sucede en la piscina y el rekortán generan la mayor cantidad de artículos y horas de televisión. La organización también lo entiende así y les asigna su espacio por separado en el calendario: la primera semana para el agua; la segunda, para la pista y campo. Las más grandes historias de Río 2016 en sus primeros días han salido de la pileta, donde la principal ha sido la colección sin fin de oros por parte de Michael Phelps, el deportista olímpico más exitoso de todos los tiempos, que con cada chapuzón demuestra que su regreso, después de que en Londres 2012 anunciara su retiro, está lejos de ser un capricho. Una de las que le sigue es la estadounidense Katie Ledecky, quien le ha dado sustento a las expectativas en torno a su figura. La forma en que ganó la final de los 400 libres, con casi cinco segundos sobre la británica Jazmin Carlin, es una de las mayores muestras de contundencia que se han visto. La húngara Katinka Hosszú no se ha quedado atrás y en los 400 combinados marcó una diferencia similar con su escolta, Maya DiRado, demostrando su disposición a pelear por el trono de la piscina. La sueca Sarah Sjöström les sigue las brazadas. Entre las tres candidatas a ser la reina del Olympic Aquatics Stadium existe un denominador común: todas han roto marcas mundiales en Brasil. Durante los primeros cuatro días de competencia cayeron seis récords del mundo y otros ocho olímpicos. A los de ellas se agregan los dos planetarios que quebró el británico Adam Peaty en los 100 pecho y el de Australia en el 4x100 femenino. Los pronósticos creen posible que caigan más hasta el sábado y así superar los nueve planetarios de Londres 2012 ( los 25 de Beijing 2008, con los polémicos trajes, resultan imposibles de igualar). Se esperaba que así fuera. Y no tan sólo por la calidad de los nadadores. Aunque el equipamiento puede tener un papel en la reducción de tiempos, lo que demuestran los 133 registrados en 2008, la mayoría de ellos gracias al poliuretano que ayudaba a la flotación y que luego sería prohibido, la velocidad de la piscina ha ido adquiriendo un rol importante en esta misión. Suena raro, pero no cualquier alberca tiene las condiciones para aportarle distinción a la actuación de los deportistas. Como todo escenario que aspire a jornadas memorables, la de Río 2016 cumple con especificaciones técnicas que le permiten ser considerada rápida. Muchas de ellas siguen un camino ya trazado, como la profundidad uniforme de tres metros y los canales en los bordes, que disminuyen el oleaje que se genera en competencia. O que la temperatura de los 3,7 millones de litros vertidos en ella fluctúe entre 25 y 28 grados Celsius. Ni más fría para que los músculos no se aprieten; ni más cálida, para evitar que se relajen demasiado. Más en particular, este diseño puso acento en el concepto de sustentabilidad, de ahí que la estructura nómade, que una vez finalizados los Juegos será transformada en dos centros acuáticos, cuente con 15 mil agujeros estratégicamente ubicados para formar un sistema de ventilación natural sumamente estudiado, para evitar que el calor externo modifique las condiciones internas. Igualmente analizadas fueron la iluminación, la ubicación de las tribunas, colocadas a 10 metros del agua, y la acústica, para conseguir un bullicio ensordecedor por parte de 15 mil personas. No todo es ingeniería. Es muy probable, incluso, que sea apenas una pequeña porción del éxito. Mucho más importante es la motivación distintiva que el escenario genera entre los competidores, algo que Katie Ledecky describió así: “Son los Juegos Olímpicos. Todos quieren nadar lo más rápido posible y se preparan durante cuatro años para hacerlo”. La misión de Río 2016 era entregar la sede ideal. El resto dependía de ellos. Como siempre.
COMO ERA DE ESPERAR, LA PILETA DE RÍO 2016 HA VISTO CAER VARIAS MARCAS PLANETARIAS EN ESTOS DÍAS. A LA INDISCUTIBLE CALIDAD DE LOS NADADORES, SE SUMARON LAS CONDICIONES ESPECIALES QUE DEBE TENER UN ESCENARIO OLÍMPICO QUE SE PRECIE DE TAL.