Impacto psicológico de la infertilidad: ¿Cómo afecta a una persona saber que se es infértil?
Estudios psicológicos de parejas infértiles muestran que esta situación constituye una amenaza al proyecto de vida de las personas y de la pareja, altera su funcionamiento social, su vida sexual y puede afectar de un modo importante la autoestima de la pareja y de la persona que padece de infertilidad.
Según explica Lucía Godoy, psicóloga y académica de la Facultad de Ciencias de la Rehabilitación de la U. Andrés Bello, “las consecuencias psicológicas de la infertilidad derivan de la crisis vital que las dificultades para concebir o las pérdidas reproductivas repetidas desencadenan y de los duelos que ello implica, que muchas veces conducen a una depresión. De hecho, la incidencia de depresión entre las mujeres infértiles duplica la observada en la población femenina general”.
La incapacidad de tener hijos es una de las experiencias más difíciles que debe abordar el ser humano. “La persona se ve enfrentada a una crisis que genera angustia y sentimientos de pérdida. Enfrentar, tanto el diagnóstico como el tratamiento, produce una sensación de incertidumbre y de falta de control que originan respuestas psicológicas variadas, como negación, ansiedad, angustia, desesperación, frustración, miedo, pérdida de la confianza en sí mismo, baja autoestima, depresión, crisis de ansiedad y otras cuya solución dependerán en gran parte de los recursos psicológicos propios, con que cuente el individuo, la relación de pareja, la comunicación de ésta, el estado de ánimo general y las diversas situaciones contingentes que pueden agregar componentes estresantes a la situación”, detalla la psicóloga.
La profesional explica que es posible reponerse a la noticia y proporciona algunas recomendaciones para enfrentar la infertilidad y sus consecuencias:
1.- Aceptado el problema, se da inicio al tratamiento es el momento de mayor estrés. Se genera un ambiente en donde el centro de atención es el embarazo, las posibilidades, los avances que se observan, y la esperanza de que todo resulte bien. Pero es posible que aparezcan los primeros síntomas de estrés, ansiedad y depresión. En muchas ocasiones las parejas mantienen en su intimidad todo este procedimiento; a veces es recomendable contar con redes de apoyo que puedan servir para compartir las inquietudes, miedos, y penas.
2.- Aparecen los primeros problemas sexuales, ya que la infertilidad está muy asociada con la sexualidad, algo tan íntimo y propio de la pareja pasa a ser un centro de atención. El sexo puede volverse una rutina mecánica y programada de acuerdo con el mejor momento para concebir. Es necesario conversar y compartir en pareja los sentimientos y emociones sobre el tema; esto facilitará el entendimiento y el acercamiento.
3.- Es importante preservar la calma y eliminar elementos estresantes que no sean causa directa del tratamiento. Descansar, realizar actividades placenteras, tomarse vacaciones.
4.- Tras un tratamiento que fracasó, las esperanzas que se tenían se desvanecen, la sensación que invade a la pareja es confusa, hay frustración, pena y dolor (aparece el llanto, el descontrol, la desesperanza). Es común que la pareja entre en crisis. La comunicación sigue siendo el punto fundamental, es necesario compartir los sentimientos y emociones con alguien que comprenda la situación.
Lucía Godoy, psicóloga y académica de la Facultad de Ciencias de la Rehabilitación de la U. Andrés Bello, explica las consecuencias psicológicas y los duelos que implica la infertilidad en la pareja.
5.- Pasado estos primeros momentos, luego de la noticia del fracaso de un tratamiento, es necesario descansar, tomarse un tiempo, para retomar o iniciar otro o el mismo tratamiento; no es conveniente tomar decisiones apresuradas, ya que el desgaste emocional es muy alto.
6.- Cuando los fracasos son reiterados los sentimientos negativos van aumentando, y es posible que las parejas o la persona se sientan solas y deprimidas, y que la soledad se apodere más de uno que de otro. En ocasiones, la pareja se aísla, ya no frecuentan a los amigos, se alejan de las amistades que tienen hijos y de quienes no los entienden. Llegado a este punto, es necesario detenerse a pensar, analizar y valorar otras posibilidades de ser padres, como la adopción. Sin embargo, esta debe ser una decisión personal de la pareja, donde van a iniciar otro proceso, y deben evaluarse muchos factores para poder tomar una decisión responsable e iniciar una nueva etapa