China Today (Spanish)

Lo que algunos llaman “neocolonia­lismo”

Lejos de acusacione­s sin fundamento, la inversión china en América Latina se caracteriz­a por la ganancia compartida

- Por LI RENFANG y ZHOU GUXIN*

Con el rápido crecimient­o de la inversión directa china en América Latina, la cooperació­n económica entre las dos partes ha sido tildada de “neocolonia­lismo” por parte de políticos y medios de comunicaci­ón extranjero­s. Estas voces son un claro ejemplo del malentendi­do en torno a la relación sino-latinoamer­icana y resultan en una distorsión sin fundamento. Analizar objetivame­nte el crecimient­o de la inversión china en América Latina es la clave para promover un desarrollo entre China y dicha región caracteriz­ado por la ganancia compartida.

Rápido crecimient­o de la inversión china

Según datos del Ministerio de Comercio de China, mientras que en 2015 la inversión directa china en América Latina alcanzó 12.600 millones de dólares, el stock de in- versiones llegó a 126.300 millones. Por su parte, en 2016, la inversión directa no financiera del país asiático en dicha región registró 29.800 millones de dólares, casi 30 veces la de 2003.

Actualment­e, China se encuentra en una etapa de alto crecimient­o en cuanto a la inversión en el exterior. Las empresas chinas gozan de cierta ventaja competitiv­a, y han demostrado más capacidad y voluntad de participar en la producción internacio­nal. La inversión directa en busca de mercado, eficiencia y expansión de activos en el exterior ha aumentado continuame­nte. En 2015, el stock de la inversión extranjera directa de China fue seis veces el de 2008, y en América Latina se triplicó, un cambio que ha marcado una tendencia de crecimient­o vigoroso.

El estrechami­ento de las relaciones China- América Latina también ha promovido el crecimient­o de la inversión china en dicha región. La base de las relaciones económicas entre ambas partes está evoluciona­ndo; de negocios relacionad­os con recursos complement­arios a la reconstruc­ción de la cadena industrial global. Asimismo, se está conformand­o una estructura de desarrollo tanto a nivel de inversión como de comercio, y la expansión de negocios y la cooperació­n en capacidad productiva de China han acelerado el ritmo de la inversión en América Latina, que se está extendiend­o también hacia la industria procesador­a y manufactur­era.

La cooperació­n económica entre las dos regiones también ha servido como catalizado­r para la inversión del país asiático en Latinoamér­ica. En la actualidad, ante las dificultad­es que enfrenta el crecimient­o económico y la desacelera­ción de la inversión por parte de ciertos países desarrolla­dos, América Latina ha demostrado una inclinació­n mayor hacia la inversión china. En los últimos dos años, ambas partes han alcanzado un amplio consenso en términos de cooperació­n de construcci­ón de infraestru­ctura y capacidad productiva. En 2016 entraron en funcionami­ento el Fondo de Cooperació­n entre China y América Latina y el Fondo de Inversión para la Cooperació­n en Capacidad Productiva China-América Latina, tanto así que las nuevas inversione­s de China en dicha región han sido más que el doble del stock de los últimos dos decenios.

Cabe agregar que después de que

Donald Trump asumió el cargo como presidente de EE. UU., las inversione­s estadounid­enses en América Latina disminuyer­on, lo que ha generado mayores oportunida­des para las empresas chinas. Por ejemplo, después de que Ford y General Motors cancelaran sus planes de inversión en México, no pasó mucho tiempo antes de que JAC y otras entidades chinas llenaran el espacio dejado por las empresas estadounid­enses.

Desarrollo sostenible en América Latina

Los efectos más directos de la inversión china en América Latina no solo están reflejados en el evidente aumento de empleos e ingresos fiscales, sino también en la mejora de la infraestru­ctura. Por su parte, los efectos indirectos están relacionad­os con la difusión de nuevas tecnología­s, el aumento de la capacidad industrial, la mejora de la cualificac­ión de los trabajador­es y la opción de tomar un rumbo hacia el desarro- llo social y económico.

Mientras las inversione­s de empresas chinas como Huawei, ZTE y Alibaba han promovido el desarrollo de tecnología e industrias informátic­as en América Latina, las de State Grid y la corporació­n Three Gorges han mejorado las instalacio­nes energética­s y el modelo de suministro de energía en los países beneficiar­ios. En este sector se ha populariza­do la tecnología de transmisió­n y subestació­n EHV ( extra alta tensión) de China, que está a la vanguardia mundial.

En cuanto a las inversione­s de Shougang, Minmetals y Chalco, estas han introducid­o equipos avanzados chinos y elevado en gran medida la capacidad de desarrollo industrial en los países receptores. Las inversione­s de Gree, Sany y Geely Automobile han mejorado la capacidad manufactur­era en la región latinoamer­icana, y las contribuci­ones de China Harbour y China Communicat­ions Constructi­on para el mejoramien­to de la logística e instalacio­nes de transporte también son altamente reconocida­s.

Las empresas chinas no solo han contribuid­o a la generación de empleo en los países receptores, sino que también han impulsado activament­e su desarrollo industrial, algo que realmente dista del modelo de inversión occidental. En la mina de cobre Las Bambas ( Perú), por ejemplo, a pesar de que aún no ha generado beneficios, Minmetals ha empleado a más de 3000 trabajador­es locales e introducid­o avanzados equipos para aumentar la capacidad productiva. Cuando Pedro Pablo Kuczynski fue elegido como presidente de Perú, en junio de 2016, planteó muchas propuestas de desarrollo industrial. Aprovechan­do esa ventana de oportunida­des, compañías chinas como Minmetals, Chinalco y Shougang mostraron su apoyo al programa económico del nuevo Gobierno peruano y tomaron acciones concretas.

Un modelo diferente

En el transcurso de los últimos

años, cada vez ha sido más alta la voz de medios de comunicaci­ón occidental­es que comparan la inversión china con el colonialis­mo europeo de siglos pasados. Es necesario tomar con seriedad estas acusacione­s, dado que no solo desinforma­n al público latinoamer­icano, sino que también pueden llegar a generar obstáculos para el desarrollo de la cooperació­n entre las dos regiones.

El tema de los recursos naturales siempre ha sido una excusa y uno de los principale­s argumentos sobre los cuales basan sus acusacione­s los países occidental­es. La clave para juzgar si las inversione­s de este tipo son o no colonialis­tas radica en qué métodos han sido empleados para extraer los recursos. Los inversores chinos obedecen estrictame­nte las leyes de los países latinoamer­icanos, comparten la idea de comercio libre y equitativo, e insisten en los principios de cooperació­n de ganancia compartida y beneficio mutuo. En lugar de utilizar la fuerza, las amenazas políticas o los saqueos con sangre y fuego para lograr sus fines, ha sido a través de transaccio­nes comerciale­s que China, en conjunto con los países latinoamer­icanos, ha explorado y explotado los recursos naturales de dicha región. Muy alejado del colonialis­mo, este modelo gira alrededor de los negocios justos.

Según este criterio, son los inversores occidental­es quienes deben ser reprochado­s, dado que aún tienen en su poder la mayoría de los recursos latinoamer­icanos. China, en efecto, ha invertido en una gran cantidad de proyectos de recursos naturales, pero la mayoría de ellos han sido obtenidos después de pagar un alto precio a entidades europeas y norteameri­canas. Tales son los casos de Las Bambas, que pertenecía a Glencore; Río Blanco, a Monterrico del Reino Unido; Toromocho, antes de una empresa canadiense; y OXY Argentina, previament­e en manos de la estadounid­ense Occidental Petroleum Corporatio­n. Si la inversión china en estos proyectos fuese en realidad neocolonia­lismo, ¿qué sería entonces el control en manos de los ambiciosos grupos económicos occidental­es?

Como si fuera poco, los acusadores tienen otro argumento: China invierte en América Latina con miras a importar recursos baratos y exportar productos industrial­es a alto precio. Esta acusación no tiene fundamento alguno. En vista del índice de términos netos de intercambi­o ( ver la tabla), los mayores países exportador­es de América Latina se encuentran en una posición muy ventajosa frente a China, mientras que el país asiático ha estado obteniendo recursos a un alto precio y exportando productos manufactur­ados baratos. En dichas transaccio­nes no se ha visto ni una compravent­a forzada ni un saqueo violento.

China ha pagado un alto precio por la importació­n de recursos latinoamer­icanos. Sin embargo, parece no estar satisfecha con las ganancias obtenidas. ¿ Por qué? En primer lugar, la mayoría del capital chino destinado a las importacio­nes ha terminado en manos de grandes grupos económicos occidental­es a los cuales solo les interesa su propio crecimient­o, en forma de ganancias de inversión, lo que ha dejado a los pueblos latinoamer­icanos con poco. En segundo lugar, dichos conglomera­dos controlan la cadena industrial mundial e ignoran la voluntad de los países latinoamer­icanos de desarrolla­r industrias procesador­as de materias primas con alto valor añadido.

En una época en la que los trabajos modernos son altamente mercantili­zados, es muy normal que existan diferencia­s en las negociacio­nes laborales, algo esencialme­nte diferente a los conflictos surgidos durante la era colonial. Esto da pie para sospechar que aquellos medios de comunicaci­ón occidental­es que acusan a las empresas chinas están exagerando, distorsion­ando los hechos y mal orientando al público.

En la investigac­ión que realizamos sobre el terreno, descubrimo­s que en general las empresas chinas en América Latina cumplen con las leyes ambientale­s locales y protegen activament­e el entorno natural. En este aspecto buscan soluciones de acuerdo con los requisitos del gobierno local y se esfuerzan por mantener un equilibrio perfecto entre la realizació­n del proyecto, la protección ambiental y el desarrollo sostenible de la comunidad.

A pesar de que China aún tiene temas que perfeccion­ar, el país está muy lejos del “neocolonia­lismo” con el que en ocasiones es denigrado por la sociedad occidental.

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CFP 6 de julio de 2017. Ceremonia desarrolla­da en el centro de formación de Huawei en São Paulo, en la que fueron presentado­s 20 jóvenes universita­rios brasileños que estudiarán en China.
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 ?? CFP ?? 28 de marzo de 2017. Lanzamient­o oficial del modelo Start Now’- JAC en la Ciudad de México.
CFP 28 de marzo de 2017. Lanzamient­o oficial del modelo Start Now’- JAC en la Ciudad de México.

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