Mafalda, no tomes sopa

Mafalda y su creador Quino se quedan en nuestro lenguaje ideológico.

Mueren los hombres, pero no sus ideales.

Maestro ve tranquilo, por siempre cuidaremos y releeremos a tu cabezona e influyente niña.

Es una lástima tener que reconocerle al maestro creador que tiene toda la razón, respecto al éxito de Mafalda.

Él consideró que la vigencia atemporal de la singular niña se debe a que “siguen existiendo los mismos problemas y la sociedad no ha cambiado o todavía está peor”.

No podremos olvidarte, Quino. Eres único, inconfundible tu sarcástica, humorística y singular manera de provocarnos con reflexión e ilustraciones, deleite universal para el intelecto.

Pequeña Mafalda y tus altisonantes amigos sigan entre nosotros, que resuenen y repiquen sus diálogos de chillonas y divergentes voces. Es necesario que nos hagan voltear para atender sus reclamos, pese a que una y otra vez sea para ver lo mismo, con lo mismo, creado por los mismos, pero de un modo bien diferente.

Mafalda, por favor, no pierdas tiempo tomando sopa, hay mucho por hacer, puedes cumplir el sueño de ser vocera de las Naciones Unidas para salvar el mundo. Que los ideales de tu creador sean como tu esponjado cabello negro, con gran volumen. Reiterate y multiplica tu irreverencia, maximiza el deseo de paz, sigue con tu sarcasmo; ¡nunca! lograrán callar tu voz, que es la misma voz del inmortal que te engendró.