VEDANA
Por años, incluso por décadas, la idea de que la comida de los hoteles en Cartagena no era buena hizo ruidosa carrera.
Sin embargo, de diez años para acá, a fuerza de buen fogón, conciencia e inversión, el panorama cambió para bien. Y fueron los restaurantes de los hoteles boutique del centro histórico los que decididamente transformaron el concepto.
Uno de ellos fue –y sigue siendo– el precioso hotel Anandá, que durante años tuvo entre sus viejas paredes del siglo XVIII, y en su agradable patio central, al restaurante Carmen. El mismo que, gracias a su éxito, se fue a otro lugar en la Heroica en busca de más espacio.
Así las cosas, desde hace medio año, en ese mismo lugar, abrió sus puertas el restaurante Vedana, bajo la batuta del chef Yeison Nemoga.
El joven y pilísimo cocinero bogotano, con la ayuda de su equipo local, se la jugó por una idea bien oportuna: la cocina cartagenera de autor. Más allá de la posta cartagenera o del enyucado caribeño –que aquí están muy bien– y lejos de las reinterpetaciones peligrosas, que fácilmente pueden estropear la historia, logró dar en un punto ideal: una equilibrada mezcla de tradición, técnica y buen producto.
Por decir, su cazuela de mariscos está hecha con la base de un bisque de langosta (casi nadie lo hace así) y, gracias al punto justo de su reducción (tomates, ají dulce, especias y vino), exalta lo mejor de los mariscos. Claro, acompañado de un clásico arroz de coco.
Lo mismo sucede con su guiso de róbalo, de cocina lenta, criolla, generosa y sabrosa, como pocos platos en las cartas de la ciudad; o con los pulpitos a la parrilla con papas criollas; o con el trío de ceviches, en el que se encuentra ese rojo legendario de las playas cartageneras, pero impecablemente logrado, con unos camarones grandes, frescos y jugosos.
El hotel Anandá, a través de su restaurante Vedana, hizo una tremenda apuesta y ganó: cocina local de alto nivel.
¡Buena esa!