POSDEMOCRACIA EN EL ACUERDO FINAL
Es aceptado entre los estudiosos de nuestra historia afirmar que Colombia ha tenido dos grandes ciclos de guerra civil: la que se conoce como La Violencia y la denominada guerra insurgente y contrainsurgente. Me referiré a esta última para decir dos cosas: i) con la entrada de Colombia en el ciclo de múltiples violencias de guerrillas, narcotraficantes y paramilitares, a finales de 1970, se inició el largo período de guerra civil que se extiende hasta 2015; ii) esta larga guerra, que produjo más de 220 mil víctimas mortales, es la que se está buscando terminar con el Acuerdo Final y su aprobación por el pueblo, en el plebiscito.
¿Cuáles fueron las causas de esta última guerra? Menciono algunas: la desigualdad en la tenencia de la tierra construida a través de la asignación política de los derechos de propiedad, la exclusión de los campesinos del acceso a la propiedad, y la negación del trámite político de las demandas sociales y políticas del campesinado.
En los Acuerdos “sobre participación política” y “fin del conflicto” se busca dar respuesta a algunas de las “causas políticas” de la guerra, y en este sentido expresan la necesidad de emprender una profunda transformación de la democracia en el país. Es decir, los Acuerdos no apuntan simplemente a la definición de unas condiciones mínimas que permitan que las Farc se transformen en un parti- do o movimiento político; tampoco se reducen a establecer las condiciones de seguridad que permitan el ejercicio de la política desde la oposición, lo cual es definitivo para superar situaciones como el exterminio de la Unión Patriótica. Los Acuerdos, hay que destacarlo, hablan por primera vez en nuestra historia, de democracia de manera seria y profunda.
La democracia que propuso la Constitución de 1991 mantuvo la centralización del poder y contuvo la participación política por el miedo de las élites a la anarquía y a la ingobernabilidad. Los Acuerdos plantean el asunto de la descentralización del poder que permita la participación popular en los asuntos públicos. De acuerdo con esto, en Colombia se daría el paso de una democracia cerrada, a una incluyente y participativa, en la cual los nuevos movimientos sociales y políticos podrán asumir directamente la tarea de intervenir en las decisiones políticas.
Para que podamos hablar de la fundación de un nuevo orden político, no solo se requiere el no uso de las armas y de la violencia contra la sociedad, sino también la superación de un sistema político que centralizó el poder y coartó la participación política. Esto supone la creación de las condiciones que motiven a los ciudadanos a participar activamente en la vida política del país y la eliminación de la corrupción y el clientelismo. La posdemocracia que surja del Acuerdo Final debe generar el placer, según Tocqueville, de tomar parte en el gobierno político. Este es el placer de la acción, de persuadirse y complacerse mutuamente en la práctica de los asuntos comunes. Mi voto será con alegría y pasión. Sí, por vivir la libertad política
La posdemocracia que surja del Acuerdo Final debe generar el placer de tomar parte en el gobierno político.