LA CARRERA POR LA EDUCACIÓN
Nadie discute que la educación es el aspecto fundamental y crucial para la movilidad social. La educación nos da las habilidades, la preparación, las herra- mientas para adecuar el conocimiento hacia el capital humano. Pero el país tiene que reflexionar sobre si la educación está siendo un verdadero vehículo para la movilidad social. Para ello es interesante ver la educación como una carrera, donde tenemos en un carril a un niño de altos ingresos, y en otro, a un niño de una familia de ingresos vulnerables.
El niño de altos ingresos tiene más tiempo de lactancia exclusiva y optima nutrición durante los primeros años de vida, recibe todos los micronutrientes. Va a un preescolar, donde tiene una formación psicosocial, psicoafectiva, psicomotriz y una mayor capacidad de aprender palabras, de expresar sentimientos y de fortalecer la corteza prefrontal del cerebro. Llega a un colegio donde recibe formación en una jornada completa en la que combina las ciencias, las matemáticas y el lenguaje con la formación digital, la deportiva y la cultural. Después llega a la universidad, con baja posibilidad de desertar.
En el otro carril, el niño vulnerable tiene déficits nutricionales, la mamá tiene menor tiempo para lactancia exclusiva, tiene acceso limitado a la proteína y la gran mayoría no va a preescolar. Pasa los primeros tres o cuatro años de vida bajo el cuidado de un familiar, uno de sus padres o un vecino. En el colegio recibe media jornada, y no tiene la capacidad de diversificar su formación, entre otras cosas porque el mayor déficit de infraestructura deportiva y cultural lo tienen los colegios públicos. Si logra ingresar a la universidad tiene una alta posibilidad de desertar. Casi cinco de cada diez estudiantes vulnerables que logran llegar a ella desertan, porque no tienen los medios para cubrirla.
¿Qué tenemos que hacer cómo país? Primero, una gran campaña de nutrición y otra muy agresiva para ampliar la cobertura preescolar, para que todos los niños accedan a buenos profesores, buenos conocimientos y buenas herramientas. Este es un desafío grande porque los profesores de preescolar casi nunca están en el escalafón docente, son los de menos años de escolaridad y los de peor remuneración. También debemos complementar esto con la jornada única, con doble alimentación y una revisión cu- rricular que ponga en el mismo plano la educación deportiva, cultural y tecnológica con las otras áreas del conocimiento.
En los últimos tres años de colegio, al igual que la formación académica básica, debemos brindar educación para el empleo. Cuando se gradúen, deben tener en una mano el diploma de bachiller, y en la otra el de técnicos o tecnólogos. Y para que lleguen a la universidad y permanezcan en ella se requieren mecanismos de ahorro programado y fondos que sean financiados en parte con recursos de las regalías.
La educación es el presente y el futuro del país. De ella depende que Colombia esté preparada para enfrentar los retos de la cuarta revolución industrial. Para lograrlo tenemos que hacer que la carrera de la educación no sea desigual, para que los más vulnerables no terminen condenados a la pobreza desde el momento en el que nacen
“Tenemos que hacer que la carrera de la educación no sea desigual, para que los más vulnerables no terminen condenados a la pobreza desde que nacen”.