CON EL CRISTO DE ESPALDAS
Después del regreso de Santos de los Estados Unidos encontró, al pisar suelo colombiano, la casa en desorden y alborotada.
Tiene ahora el Cristo de espaldas. Todo se le complica. No fue sino bajar la última escalera del avión para que se topara con el anuncio de que los gringos ya no le darán 450 millones de dólares, sino 270. La limosna se devalúa.
Las encuestas de opinión le dan una bienvenida ácida. Su imagen positiva es solo del 22 % -según Datexco- más baja que la de Samper, el mismo presidente al que quiso tumbar por ingobernabilidad cuando los escándalos de los narcocasetes. Todos sus ministros son “rajados”. Ninguno supera el tres de calificación. Además, cerca de un 82 % estima que el país va por mal camino… Todas sus campanas tocan a duelo.
La agencia Reuters revela que Venezuela posee 5.000 misiles rusos tierra-aire, constituyéndose no solo en el peor vecino con tan desmesurada fuerza bélica y con ganas de casar conflictos, sino en el país más armado de la región. Eso obliga a Santos a dejarse zarandear del bipolar Maduro.
Los infortunios internos se le agudizan. Encuentra buena parte del país en paro y huelgas. Importantes actividades del sector productivo y laboral protagonizan esos movimientos reivindicatorios. El cúmulo de sus compromisos populistas violados, rompió la paciencia de los que ya no soportan más promeserismo.
Las Fuerzas Militares calculan que cerca de 6.000 hombres forman ahora las más peligrosas bandas delincuenciales y subversivas que cubren 160 municipios. Y de sobremesa indigesta, el fiscal general denuncia que hay regiones del país en donde la tasa de homicidios se ha disparado. Territorios dejados por violentos, son ocupados por otros violentos. En este macabro juego del botellón, ¿la paz se va volviendo una entelequia?
Timochenko lo estruja. Le levanta la voz para emplazarlo a que “haga honor a su palabra” para que el acuerdo con la subversión no se hunda. Pareciera que el jefe de las Farc adivinara que ya esa palabra va dejando de ser moneda de buena ley…
Llega a la casa presidencial y se encuentra que el Congreso le da vía libre a dos iniciativas de su campaña presidencial, de las cuales ya está arrepentido: bajar las contribuciones a salud de los pensionados y aumentar las horas extras labora- les. Si objeta esas leyes por inconvenientes, demostrará una vez más su temperamento contradictorio, que ha regido buena parte de su gestión.
Cambio Radical, otrora su gran aliado en el gobierno, discrepa de aspectos tan caros para el corazón de Santos como son la ley de tierras, la reforma política, las listas cerradas, los estatutos tributarios. Con el sol a las espaldas, sus antiguos amigos comienzan a apartarse de su compadrazgo.
Como epílogo a estos días amargos, se encuentra el mandatario con una economía anémica. De encima el Dane revela que la inversión disminuye. El gerente del Emisor habla de “lunares” en la economía y el ministro de Hacienda confiesa que no está a gusto con su crecimiento.
Peor recibimiento no se le podía dar al contemporizador mandatario
Después del regreso de Santos de los EE. UU. encontró la casa en desorden y alborotada. Tiene ahora el Cristo de espaldas.