SERGIO JARAMILLO, SU SERVICIO SOBRIO Y EFICAZ AYUDÓ A DESMOVILIZAR A LAS FARC
Sergio Jaramillo Caro apareció en el imaginario y en el mapa político colombiano cuando aceptó emprender una de las empresas más complejas y con mayores frustraciones en la historia del país: conseguir que las Farc dejaran la lucha armada. Tarea mayúscula.
Desde octubre de 2012, cuando sus apariciones públicas se hicieron más frecuentes, al convertirse en uno de los plenipotenciarios del gobierno en La Habana, el hoy saliente Alto Comisionado de Paz dejó ver el acento y el estilo de su gestión: reposada, prudente, rigurosa y pragmática. Ni una palabra más ni una menos. Todas, además, fríamente calculadas desde su formación como filólogo y filósofo. Con esa sobriedad propia de su paso por la academia británica.
No rehuyó los debates y las responsabilidades en aquel proceso de negociación, pero siempre evitó enfrascar- se en polémicas innecesarias y desgastantes. Su conocimiento de las Farc, que era tan necesario para conducir las conversaciones y descifrar las lógicas de una guerrilla dura e irreductible, permitió finalmente dar pasos definitivos hacia la desmovilización de uno de los actores ilegales más dañinos que haya conocido la vida nacional, resistente a tantos gobiernos, procesos de paz y ofensivas militares.
Ahora, Jaramillo Caro se va de embajador a Bruselas, ante la Unión Europea, donde echará mano de su inteligencia, tan eficaz, en beneficio de los intereses del país