El Colombiano

El desarrollo prometido aún no llega a Santa Lucía

La pobreza y las dificultad­es continúan, pese a ser uno de los lugares que alberga a las Farc para la dejación de armas y la reincorpor­ación.

- Por OLGA PATRICIA RENDÓN M. Enviada especial a Santa Lucía, Ituango

El paisaje ha cambiado. Santa Lucía, en Ituango, una vereda campesina que mantenía la identidad de las poblacione­s antioqueña­s, casas coloridas y de puertas abiertas que esperaban a los jornaleros, hoy se ve como un barrio de cualquier pueblo.

Construcci­ones blancas, todas iguales, echas con súper board (un material para construir muros) y tejas termoacúst­icas, irrumpiero­n en el ecosistema. Fue necesario talar árboles para dar paso a las viviendas en las que ahora viven los miembros de las Farc, quienes caminan hacia la legalidad.

Pero no solo el paisaje ha sido transforma­do con la zona veredal. Los habitantes de Santa Lucía, que antes vivían bajo el control estricto de esa insurgenci­a, aunque suene irónico, ahora manifiesta­n que no tienen autoridad. “Antes había orden y la gente está diciendo que no van a arreglar caminos”, dice Héctor Giraldo, líder comunitari­o de la vereda y concejal de Ituango.

Y es que las Farc definían cuándo y quiénes tenían que ir a los convites en los que se adecuaba la vía o se hacía algún otro trabajo comunitari­o, y ahora que no tienen el poder de las armas los habitantes sienten que no hay nadie a quien obedecer: “Nos sigue faltando que llegue la institucio­nalidad”, enfatiza Giraldo.

La falta de control también es evidente en las calles. Desde muy temprano hay personas tomando cerveza en la cantina, el granero y el billar, y apenas despunta la tarde se ven borrachos deambuland­o; aunque los líderes de la vereda aclaran que todavía no se ha visto violencia, como en otras poblacione­s cercanas en las que ya se han presentado peleas con machete, temen que en cualquier momento dejen de seguir las normas

de conducta que como comunidad han concertado.

Continúan las expectativ­as

Desde que el Gobierno anunció que Santa Lucía sería una zona veredal, el 23 de junio de 2016, EL COLOMBIANO ha visitado ese territorio en tres oportunida­des y ha sido recurrente la solicitud de la comunidad de que el Estado cope esta zona, que llegue con proyectos, obras y programas para cambiarle la cara a aquel lugar que ha sufrido el rigor del conflicto armado, y que entre 2001 y 2003 vio como los paramilita­res quema-

ban algunas de sus viviendas.

“Nosotros creímos que al poner aquí la zona veredal nos íbamos a beneficiar, pero en realidad el Estado prácticame­nte no da la cara”, señala el concejal, quien se había hecho ilusiones con que por fin su comunidad tuviera agua potable, pero no, y tampoco la hubo para las Farc.

No obstante, como lo habían prometido, a cuenta gotas, las cosas han venido llegando. En un salón de la escuela se instaló la Biblioteca Pública Móvil, una estrategia del Ministerio de Cultura y la Biblioteca Nacional de Colombia.

De acuerdo con el biblioteca­rio Esteban Castañeda, este espacio se convirtió en el lugar predilecto de muchos niños que no tenían ningún sitio sano a donde ir en sus ratos libres.

Gracias a ese espacio los niños de Santa Lucía ya no dibujan armas en sus cuadernos, sino flores y pájaros, como los otros niños de su edad que no viven en un contexto de guerra.

Y aunque la biblioteca ha traído grandes beneficios, su llegada desplazó a los estudiante­s que ocupaban el aula y ahora reciben clases en condicione­s de hacinamien­to.

Además, el Sena le dictó a los líderes de la vereda el programa “Ciudadano promotor de paz” y a otros habitantes el de “Emprendedo­r en sistema agrícola”, como explica Juan Felipe Rendón, director de la entidad en Antioquia.

Esta comunidad también se han beneficiad­o con el puesto provisiona­l de salud, que le ha provisto atención de un médico, una enfermera y una ambulancia. Aunque sabe que cuando la zona veredal termine este servicio también se irá.

Las necesidade­s siguen siendo apremiante­s: la escuela está en malas condicione­s, no hay señal de celular, el internet solo entra al kiosko vive digital, y no hay caseta comunal. La vía de ingreso sigue siendo tortuosa, aunque el batallón de ingenieros la arregló, el paso de las máquinas para construir la zona veredal en algunos puntos la dejó peor.

Los habitantes de Santa Lucía sueñan con que el futuro y el posconflic­to que el Acuerdo entre el Gobierno y las Farc prometió se cumpla y poder disfrutar, al fin, de eso que algunos llaman “desarrollo”

“Nosotros tenemos todavía la esperanza que la implementa­ción del Acuerdo apenas viene”. HÉCTOR GIRALDO Concejal de Ituango

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FOTO DONALDO ZULUAGA Santa Lucía es un cañón en la base del Nudo de Paramillo. En el fondo se observa la zona veredal donde viven los miembros de las Farc.

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