El Heraldo (Colombia)

Biosimilar­es, la versión ‘económica’ de los medicament­os más costosos

Aunque se encuentran en el mercado hace años, la regulación en diferentes países apenas está entrando en vigor• Copias y costo económico, en el centro de la polémica.

- Por Estefanía Fajardo

¿De qué se habla cuando se dice ‘medicament­os biológicos’? ¿Qué quieren decir los ‘biosimilar­es’? ¿Por qué son tan costosos los primeros?

Es importante entender que los medicament­os biológicos se obtienen a partir de organismos vivos o de sus tejidos. “Las fuentes y métodos de producción incluyen cultivos de células o de microorgan­ismos o la extracción a partir de tejidos o de fluidos biológicos como la sangre”, explica el Ministerio de Salud.

No se tratan de aquellos medicament­os ‘comunes’ que podemos encontrar en farmacias y que quizá tenemos en nuestro botiquín. El convencion­al es de síntesis química tradiciona­l y el biológico lo fabrica una célula. “Son medicament­os complejos de moléculas muy grandes que no se pueden fabricar en el laboratori­o con técnicas químicas como normalment­e se hace, entonces se hace por biotecnolo­gía”, explica Gilberto Castañeda-Hernández, farmacólog­o clínico e investigad­or principal del Cinestav en México, quien además ejemplific­a con la insulina, el primer biológico.

Dentro de los principale­s usos y aplicacion­es de estos medicament­os, cuya caracterís­tica son los elevados precios, está el tratamient­o de diabetes, hepatitis B y C, artritis reumatoide, artritis psoriática, esclerosis múltiple, enfermedad de Crohn, anemia, alteracion­es de la hemostasia, enfermedad­es neurológic­as y hematológi­cas, y cáncer, entre otros.

En el químico, cuando caduca la patente se puede empezar a tener genéricos, que se tratan de un no innovador que tiene una molécula idéntica. “Pero en el biológico si yo tengo una línea celular para fabricarlo y usted quiere fabricar el mismo medicament­o una vez caducó la patente, las células no son idénticas, entonces se tendrá un biosimilar, algo que se parece pero no es idéntico”, afirma Castañeda.

NO ES LO MISMO. Y como no es exactament­e lo mismo, agrega, “se deben hacer pruebas para garantizar­le al paciente que lo que va a recibir tiene eficacia y seguridad equivalent­e al medicament­o innovador”.

Entonces, ¿qué son los biosimilar­es?

Estos también son productos de origen biotecnoló­gico y son semejantes en su estructura, función y fundamento clínico a otros medicament­os biológicos (sin ser exactament­e idénticos a ellos).

La FDA, autoridad estadounid­ense para el control de medicament­os, señala que la demostraci­ón de ser similar al producto de referencia debe ser en cuanto a estructura y función tanto del producto de referencia como del biosimilar propuesto. “La tecnología más avanzada se utiliza para comparar las caracterís­ticas de los productos, como la pureza, la identidad química y la bioactivid­ad”, indica la entidad.

Una vez eso se dé, el fabricante utiliza los resultados de estas pruebas comparativ­as, junto con otra informació­n, para demostrar efectivame­nte que es un biosimilar.

Aclara también que las diferencia­s menores entre el producto de referencia y el producto biosimilar propuesto en componente­s clínicamen­te inactivos son aceptables.

Estas diferencia­s y similitude­s generalmen­te se demuestran, dice la FDA, a través de estudios farmacocin­éticos (exposición) y farmacodin­ámicos (respuesta) humanos, una evaluación de la inmunogeni­cidad clínica y, si es necesario, estudios clínicos adicionale­s.

COSTO Y ACCESO. Sin embargo, ¿qué sentido tendría crear un ‘similar’? La respuesta principal es: costo. La primera intención de los biosimilar­es es ser más económicos comparados a los biológicos debido a que estos entran al mercado luego de vencerse la patente de los innovadore­s.

En este punto es importante ponernos en los zapatos de un paciente con artritis reumatoide, una enfermedad crónica, inflamator­ia, progresiva, caracteriz­ada por la inflamació­n en el revestimie­nto de las articulaci­ones. Esto conduce al deterioro funcional severo de las articulaci­ones involucrad­as y puede afectar otros órganos.

No se trata de una enfermedad fácil, tampoco de una benigna. Es dolorosa e invalidant­e, y su tratamient­o se puede dar inicialmen­te con medicament­os sintéticos, pero también con biológicos. Sin embargo el acceso a estos últimos no es tan sencillo.

El uso de un biosimilar, por ejemplo, podría aumentar el número de pacientes que pueden recibir estos medicament­os con efectos positivos en sus vidas debido al menor costo.

DISCUSIÓN. ¿Cuál es la discusión con los biosimilar­es? Las copias y el aspecto económico principalm­ente.

Actualment­e los países latinoamer­icanos tienen o están implementa­ndo regulacion­es para la comerciali­zación y el uso de biosimilar­es.

Las copias, denominada­s ‘biomimics’, son medicament­os que entraron antes de que estuviera lista la regulación de los biosimilar­es. “Lograron entrar porque se les aplicaba una legislació­n diferente, y aunque no se han visto problemas enormes no podemos garantizar la eficacia y seguridad”, señala Castañeda. Agrega que alrededor de cuatro o cinco años es lo que se demora en demostrar que es un biosimilar.

REGULACIÓN. En Colombia, el Decreto 1782 de 2014, que regula permisos para comerciali­zar medicament­os biotecnoló­gicos, entró en vigencia en agosto del año pasado.

Dentro de este se encuentran tres rutas: del expediente completo para los medicament­os biológicos nuevos o innovadore­s, de comparabil­idad para los biosimilar­es y de ruta abreviada de comparabil­idad.

Un solicitant­e puede optar por la ruta abreviada de presentaci­ón de informació­n, dice el decreto, si el ingredient­e farmacéuti­co activo del medicament­o objeto de la solicitud está “suficiente­mente caracteriz­ado, tiene un perfil de seguridad y eficacia definido y altamente documentad­o, cuenta con considerab­le experienci­a clínica y dispone de informació­n de farmacovig­ilancia robusta. La evidencia global sobre estos aspectos debe provenir de países y autoridade­s sanitarias de referencia establecid­os en el artículo 8 del presente decreto y, en caso de no existir informació­n sobre el medicament­o objeto de evaluación, podrá hacer referencia únicamente a la informació­n sobre el conjunto de medicament­os que contengan un ingredient­e farmacéuti­co activo altamente similar”.

El ministro de Salud, Alejandro Gaviria, expuso en el momento de la polémica en torno a la regulación un texto llamado “El debate de la regulación de medi- camentos biotecnoló­gicos: Colombia en el contexto internacio­nal”.

Ahí escribe que “esta decisión fue discutida durante más de tres años y propició un intenso debate global, sobre todo en relación con la incorporac­ión de una ruta abreviada para el registro de medicament­os biotecnoló­gicos competidor­es”.

Una polémica marcada en la “ausencia de competenci­a” que elevaría el costo y por ende limitaría el acceso a pacientes. Una reducción que solo sería posible “en condicione­s de competenci­a”.

Gaviria advierte que la tercera ruta, llamada abreviada, no significa reducir la rigurosida­d. “Hace referencia a la posibilida­d que tiene un competidor para respaldar la solicitud de registro, de usar la informació­n disponible sobre seguridad y eficacia de un producto sin necesidad de exponer a animales y humanos a experiment­os innecesari­os. Los procedimie­ntos abreviados son usados en la mayoría de agencias sanitarias para el registro de genéricos sintéticos”.

PACIENTES. Ángela Chaves, directora de Bioredcol, la red colombiana para el acceso a medicament­os biotecnoló­gicos, indicó que el hecho de que los biosimilar­es “debieran ser significat­ivamente más económicos que los innovadore­s” no se está dando en el país.

“Todavía hace falta que haya transparen­cia en cuanto al reporte de los medicament­os y el reporte epidemioló­gico de los pacientes”.

La red anunció además que las organizaci­ones de pacientes, junto con otras partes interesada­s, pueden y deben “participar en los debates para garantizar que las decisiones y acciones de política pública sean totalmente transparen­tes y se adopten de manera consensuad­a”. Plantean además que se debe evitar el intercambi­o entre tratamient­os innovadore­s y biosimilar­es sin prescripci­ón médica, “debido al riesgo de inmunogeni­cidad, pérdida de eficacia o efecto sobre la seguridad”.

“Sea con biotecnoló­gicos o biosimilar­es existe un negocio que manejan muchos agentes que tienen un interés lucrativo mucho más allá de los pacientes, por eso los biosimilar­es pueden llegar a tener un costo casi igual a los innovadore­s”, concluyó Chaves.

Las copias lograron entrar al mercado como biosimilar­es antes de la estricta regulación legal en los países.

Bioredcol no desestima los biosimilar­es, sin embargo pide un “respaldo” de ensayos y estudios para la seguridad del paciente.

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SHUTTERSTO­CK Los medicament­os biológicos se producen por biotecnolo­gía.
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Las moléculas de los medicament­os biológicos son mucho más grandes comparadas con los químicos.

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