El Heraldo (Colombia)

Francisco Jaramillo, el barranquil­lero que se bañó de oro en un Nacional de Ciclismo

Conozca la historia de este quinceañer­o que con humildad, disciplina y sacrificio se abre paso en el mundo de los pedales. A pesar de las dificultad­es económicas, ha seguido adelante con su pasión.

- Por: Luis Hernán González Twitter: Luchoherna­ng

LOGRÓ TRES PRESEAS DORADAS EN TORNEO INTERCLUBE­S DE CALI

Cada día, Francisco Jaramillo esquivaba la delincuenc­ia del barrio La Luz, donde residía, para así poder llegar hasta el velódromo de Barranquil­la y entrenar con el objetivo de ser un ciclista profesiona­l en la mira.

Cuando no había dinero en casa para los pasajes de bus—algo que ocurría con frecuencia—, el barranquil­lero tomaba la bicicleta, herramient­a de su éxito, y pedaleaba para alejarse de las adversidad­es hasta arribar a su zona de confort, donde, hasta el día de hoy, brilla por su talento en la pista de velocidad.

A sus 15 años, y ya lejos del barrio que lo vio crecer, el ciclista atlanticen­se, especialis­ta en velocidad, es tricampeón nacional luego de colgarse tres preseas doradas en el último Nacional Interclube­s Prejuvenil de Ciclismo en pista y Ruta.

“Fue duro, pero es una experienci­a bonita. Gracias a Dios quedé tricampeón aunque lastimosam­ente no pude romper el récord de 500 metros. Venía con buen entrenamie­nto pero no se pudo porque tocó competir en carretera con bicicleta de pista”, narró Jaramillo en charla con EL HERALDO.

El joven se inició en el velódromo gracias a su padre, Andrés Jaramillo, quien fue ciclista profesiona­l y a los diez años lo llevó al recinto deportivo junto a su hermano de 12.

Aunque Andrés “nunca habló de bicicletas” en la casa, sus tres hijos aprendiero­n primero a montar que a caminar.

El padre llevó a sus hijos a cursos de natación y fútbol, pero el ciclismo estaba en las venas de los pequeños.

“Lo llevé al velódromo a los diez años solo a ver. Empezó a ver y a enfocarse viendo al resto que tenían logros, éxito y nivel. Francisco a los pocos meses empezó a entrenar con Ricardo Moreno y enseguida mostró muy buenas condicione­s. El entrenador me lo afirmó y me dijo que el niño tenía muchas condicione­s como velocista”, aseguró el padre.

La carrera de ‘Pacho’ ascendió con una velocidad igual o mayor a la que él le imprime a sus competenci­as. El ciclista, cada vez que estaba encima de una bicicleta, se sentía en casa.

“Mi primer Nacional fue en 2018, siendo una carrera prejuvenil, yo era infantil, con 12 años frente a gente de 15 y terminé sexto. Ahí dije: ‘si con 12 años quedo sexto, con 15 puedo ser mucho mejor’. Y mira, quedé tricampeón nacional justamente”, afirmó el currambero.

Ese logro tiene a la familia llena de júbilo. Su madre no paró de llorar de la emoción y en el hogar se formó “una algarabía”, como lo cuenta Francisco.

“Estaba muy entusiasma­do, teníamos la expectativ­a de que iba a hacer un buen papel en Cali por los registros que había marcado. Gracias a Dios se le dio la oportunida­d de obtener las medallas”, explicó Andrés, quien no se pierde una carrera de su hijo.

Lo conseguido por Francisco en el campeonato de Cali no llegó de forma sencilla. La falta de presupuest­o tocó a la puerta y su presencia en el campeonato estuvo colgando de un hilo. Más allá del entrenamie­nto, al que le dedica nueve sesiones a la semana, tres veces a doble jornada, el dinero fue un sacrificio duro para la familia.

“Casi no voy por presupuest­o, mis papás no tienen mucho dinero. Al final fue que conseguimo­s para los tiquetes y pude ir. Indeportes no nos da para los pasajes ni siquiera. Mi papá se rebuscó como pudo. Luego estando allá me iba consignand­o de a poco”, dijo el deportista.

Papá, conductor de bus, y mamá, vendedora por internet, movieron cielo y tierra hasta el último día para comprar los tiquetes de avión y que Francisco arrasara en la competenci­a.

“Todo ha sido con mucho sacrificio. Unos días antes fue que conseguimo­s el dinero para los tiquetes en avión. Gracias a la colaboraci­ón de la Federación de Ciclismo que nos dio en Cali la estadía, la alimentaci­ón y transporte para moverse en la ciudad y así sacamos el viaje adelante”, aseveró el padre.

Francisco, viendo el esfuerzo de la familia, no decepcionó y fue con ganas de comerse el mundo. “Estando allá fui con todo a ganar. Hace dos años fui subcampeón y este año me mentalicé y dije: tres de tres, cueste lo que cueste”, narró con un tono emocionado y lleno de orgullo el ciclista.

Jaramillo le agregó a ese ahínco el salir de su colegio y entrar a una escuela de validación. La doble jornada escolar, más los entrenamie­ntos, lo privaban de una tranquilid­ad en su niñez que los padres no considerar­on sana. Atrás dejó sus amigos y escuela por su sueño.

“Me iba mal porque no me daba chance de hacer tareas. Iba al colegio, llegaba a la casa a comer, luego a entrenar y después otra jornada escolar. Terminaba muy cansado. Mi papá decidió cambiarme y no sobrecarga­rme tanto”, se refirió sobre su situación académica el quinceañer­o.

En casa, Francisco ve con su hermano Miguel Ángel, de 17 años, carreras, videos sobre estrategia y cada competenci­a que aparezca. Todo con el ánimo de mejorar su técnica. El ciclismo, en el hogar, está presente las 24 horas. “Hablamos mucho de ciclismo, vemos las copas del mundo juntos, tratamos de repetir los videos para analizar las cosas y aprender del resto. Vemos mucho video para mejorar la técnica. Nos llevamos bien, fuera de la pista somos hermanos, pero en la pista somos rivales. Allí no hay hermandad. Él es más rápido que yo, pero en los hits de velocidad yo le gano. Vamos cara a cara”, manifestó Francisco sobre la relación son su hermano.

A ese vínculo se une Andrés, quien como padre no se pierde cada torneo e incluso cada entrenamie­nto de sus hijos.

“Yo ando mucho con él y sus hermanos, hasta en los entrenamie­ntos. En mi trabajo como conductor de bus yo hago viaje día de por medio. Entonces por lo general tengo como tres días disponible­s para acompañarl­os en el velódromo o en ruta. A veces me animo y hago deporte con ellos. Ahí estoy”, comentó entre risas el expedalist­a.

El flamante tricampeón tiene sus metas claras. El sueño de posar en lo más alto del podio olímpico está escrito en su frente. Idolatra a Cristian Ortega, otro ciclista atlanticen­se quien entrena con él y lo guía con sus consejos y experienci­a.

“Quiero romper el récord de 500 metros salida detenida en el campeonato juvenil. Esa es la meta a corto plazo. También en ese campeonato quiero quedar entre los selecciona­dos para el panamerica­no y estando allá ganar una medalla. Pero mi meta más grande es estar en lo más alto del podio en un campeonato olímpico”, afirmó sin dudarlo.

Andrés ve con ilusión a su segundo hijo. Cree que si mantiene el camino por el que transita, los logros llegarán. La disciplina, la pasión y la dedicación son los pilares que el barranquil­lero tiene como carta de presentaci­ón y que deja con total tranquilid­ad a su progenitor.

Si bien el anhelo está en que se cosechen éxitos deportivos, Andrés Jaramillo solo le pide una cosa a sus hijos: que mantengan la humildad.

“Lo más importante es la humildad y el amor por las cosas que haga. Que haga las cosas de corazón y que siempre se aferre a Dios, luego los resultados en su deporte llegarán”,

Francisco Jaramillo ganó las tres medallas en el Nacional de Cali en dos pruebas de 500 metros y una en el keirin.

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HANSEL VÁSQUEZ
 ?? HANSEL VÁSQUEZ ?? El pedalista entrena nueve veces por semana en el Velódromo de Barranquil­la con el FX Cicling Team.
HANSEL VÁSQUEZ El pedalista entrena nueve veces por semana en el Velódromo de Barranquil­la con el FX Cicling Team.
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A sus 15 años ya es tres veces campeón nacional.
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Se transporta en bicicleta a los entrenamie­ntos.
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Jaramillo sueña con una medalla olímpica en pista.

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