Crónica: el tour comestible que le cambia la cara a Colombia
comestible que le cambia la cara a Colombia
Un viaje al interior de la Plaza de Paloquemao se ha vuelto parada obligada para los turistas extranjeros que quieren conocer el corazón más dulce de nuestro país. María José Caro es una de sus más grandes promotoras.
Eorgullosamentel día llegará. Al viajero le preguntarán de dónde es y este dirá
que es colom-bia no. A su interlocutor no se le van a venir a la mente la cocaína o la guerrilla; en cambio, pensará en un zapote, un anón o en alguna de las 433 frutas que tiene el país. Así de grande es la visión de María José Caro, la entusiasta emprendedora de 26 años que ha creado uno de los tours más originales y deliciosos de Colombia: el de la fruta.
María José tenía la idea de crear empresa desde que estaba en la Universidad Externado de Colombia, estudiando finanzas, gobierno y relaciones internacionales. También tenía la convicción de que debía ser algo que le aportara al país y no un simple negocio rentable. La esencia del tour fue tomando forma mientras viajaba por Europa, con la camiseta de Colombia puesta. Como había ganado varias becas de estudio para jóvenes líderes, tuvo la oportunidad de vivir en otros lugares, pero también de “padecer” lo que significa ser colombiana en el exterior. “Me ‘mochilié’ toda Europa con vestido tradicional típico, alpargatas, moño, achiras, bocadillos... Fue la oportunidad de sentirme embajadora de mi país y responsable de que, a través de mí, todo el mundo viera otra Colombia. Al que me decía ‘Colombia es cocaína’, yo le respondía: ‘Pues ahora te tomas una aguapanela’. Porque no se trata de ponerse bravo sino de invitar a la gente a que aprenda. Repartí mucho Bom Bom Bum y mucho guaro en esa gestión”, dice entre risas.
De regreso a Colombia, lo primero que le pidió a su mamá fue que la llevara a la Plaza de Paloquemao, donde solía ir de niña para acompañarla a hacer el mercado. Estando allá, le surgió la idea de un negocio que tuviera que ver con esa dulce riqueza. El impulso final se lo dio la visita de dos amigos uruguayos a quienes llevó a conocer la plaza; estaban maravillados. “Había muchas frutas que ellos ni sabían que existían. Fueron a varios lugares de Colombia y quedaron tan encantados que regresaron al año siguiente”. Así la idea hizo ‘clic’ en su cabeza y nació “El tour de la fruta”, que en un año de funcionamiento ya les ha mostrado las riquezas frutales del país a turistas de 15 nacionalidades.
MÁS QUE FRUTAS
Más allá de una experiencia gastronómica, el recorrido es una ventana al campo colombiano y a la enorme vocación rural que aún tiene el país. Para Arlette Heringer, brasileña que hizo recientemente el paseo, además de toda la información sobre las frutas y sobre la cultura colombiana, fue bonito ver, en plena capital, una persona tan joven que inviertiera su trabajo valorizando los productos rurales.
“El mayor potencial que tiene el tour es el de generar una reflexión en las personas. Durante él, estás en un
ambiente agradable, comiendo cosas deliciosas, viendo colores por todos lados, conversando con gente chévere. Entonces, aprovecho que la gente está desprevenida para transmitir una información muy importante: ‘¿Sabían que Colombia es la reserva nutricional de la humanidad? Por eso necesito que la protejan’, esto es lo que les digo a los turistas”, explica emocionada.
Cada salida con ella es diferente. Dependiendo de los intereses de la gente, puede ofrecer más información nutricional o cultural. Incluso, si el ambiente es propicio, es posible que les suelte una píldora filosófica para dejarlos pensando: “Estamos ahí con ese montón de frutas diferentes; abrimos un zapote, un mamoncillo o vemos un mango rojo, otro amarillo... Les suelto una ‘bomba’: ‘¿Juzgarían a un mango porque es rojo y a otro porque es amarillo? Harían lo mismo con dos personas que tienen diferente color de piel?’”. Para esta joven bogotana, pero ciudadana global, la diversidad de las frutas ofrece la excusa perfecta para hablar de la diversidad humana, o de la importancia de reconocer el trabajo agrícola, o de lo fundamental de aumentar el consumo de frutas y verduras en contravía de la carne. Por eso, para seguir sumando adeptos a su causa, 'Majo', como todos la llaman, se alió con Intern Colombia, una empresa creada por Matthew Barfield ‒otro joven emprendedor enamorado del país‒ para traer extranjeros de Europa y Estados Unidos a realizar prácticas con empresas y fundaciones en Colombia; todos, como parte de su vivencia en el país, realizan "El tour de la fruta". “La mayoría de los visitantes van a los lugares indicados en las guías turísticas. Pero vimos que para nuestros practicantes esta experiencia era única y auténtica. En ella pueden ver qué es lo que hace a Colombia tan especial”, dice el empresario.hace poco, María José presentó "El tour de la fruta" en la cumbre mundial de Hive en Boston, una organización que reúne jóvenes líderes de todos los rincones del mundo. “Me presenté como CEO del tour con otras cuatro mil personas y fui una de las 120 admitidas. Fue una experiencia muy positiva ver cómo todos los que estábamos allí hablábamos el mismo lenguaje: todos queremos hacer cosas para ayudar a construir un mundo más incluyente, sin hambre, más pacífico”.
Más allá de una experiencia gastronómica, el recorrido por la Plaza de Paloquemao, en pleno centro de Bogotá, es una ventana al campo colombiano y a la enorme vocación
rural que aún tiene el país.