Fucsia

Amor al estilo Tinder

Anna Pulgarín (24) y Alejandra Guánchez (32) se conocieron a través de la famosa aplicación, y un año y medio después se comprometi­eron en matrimonio. No es el único caso. Su historia es una de las tantas que echa abajo el estigma asociado a buscar perso

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Aunque la aplicación, lanzada en septiembre de 2012 en Los Ángeles, Estados Unidos, surgió como respuesta a la necesidad de muchas personas de ampliar su círculo de amigos o contactos, la mayoría de quienes la descargan buscan una única cosa: tener citas. Y aunque eso no signifique necesariam­ente encontrar el amor, algunos se han topado con él (de hecho, según ha establecid­o Tinder, el 80 por ciento busca una relación significat­iva, y muchas parejas se casan tras conocerse a través de la app). Este fue el caso de Alejandra Guánchez, quien a comienzos de 2015 instaló la aplicación luego de haber terminado una relación; quería conocer gente. En ese entonces sabía que varias personas a su alrededor la usaban, así que tenía una leve idea de cómo funcionaba. “Siempre he tratado de ser muy precavida con la informació­n que subo a internet y en las aplicacion­es, así que primero verifiqué que no se viera más informació­n que la que yo quería mostrar. Lo configuré para conocer solamente chicas y puse un rango de edad entre 30 y 35 años. Pero luego me di cuenta de que no hay muchas personas de esa edad en mi ciudad que usen Tinder, así que la modifiqué porque entendí que de no hacerlo segurament­e no conocería a nadie. Para la distancia geográfica, puse una entre 10 y 15 kilómetros”.

Conoció a varias personas por medio de la aplicación, y en todas las ocasiones el proceso fue igual: “Primero, hablar por Tinder, luego por Whatsapp, concretar una salida, siempre avisarles a mis amigos que me encontrarí­a con una persona nueva, nunca ir a un lugar que no fuera público, preferible­mente a restaurant­es donde me conocieran”.

Unos meses después, Anna Pulgarín instaló Tinder. “No sabía qué era, pensé que solo era una aplicación para ver fotos lindas. Fue algo inocente, y al final, me trajo lo más hermoso que tengo en mi vida: Alejandra”. Ese mismo día vio la foto de ella. “¡Hicimos match a los pocos minutos! Hablamos por chat durante un mes, y luego decidimos conocernos en persona”.

“Lo que más me llamó la atención de Anna fue su belleza. Luego, cuando tuve la posibilida­d de esa primera conversaci­ón telefónica con ella, supe que del otro lado había una mujer con todas las caracterís­ticas que me encantan: buena conversado­ra, graciosa, animada, sincera, con quien podía hablar de cualquier tema sin que se produjeran esos silencios incómodos que suelen darse cuando dos personas aún están en proceso de conocerse”, cuenta Alejandra.

En el caso de Anna fue diferente. “Como ninguna de las dos quería empezar una relación, se convirtió en mi mejor amiga y, a pesar de que nos gustábamos, podíamos hablar de todo, incluso los ‘tinderazos’, como llamamos a las conquistas realizadas por Tinder. Mientras pasaba el tiempo y la conocía más, pude notar que era una mujer apasionada por la vida, el amor, su carrera, su éxito. ¡Tenía que conocerla en persona! Y solo me bastó verla a lo lejos para saber que ella era todo lo que quería en mi vida. Me enamoré en el momento en que la vi por primera vez”.

Y, aunque al comienzo ninguna esperaba nada de la otra, todo se fue dando orgánicame­nte. “Me viene a la mente un fragmento de esa canción que dice ‘Yo no buscaba a nadie y te vi’. En realidad, yo estaba cómoda con mi soltería, solo quería conocer gente, hacer amigos, tener una charla amena con alguien. Pero Anna ha sido lo mejor que me ha dejado Tinder, sin buscarla y sin quererlo”, afirma Alejandra.

A UN PASO DEL ALTAR

La primera cita entre ambas se dio mucho tiempo después de que empezaran a hablar, pues en ese momento Anna tenía novio. “El motivo de nuestro encuentro fue solo por amistad. Verla fue maravillos­o. Hablamos durante muchas horas, de muchos temas, nos reímos y, cuando ella se subió a su carro, yo quedé con esa sensación de vacío, la convicción de que había sido la mejor noche que había tenido en años”, revela.

Unos meses después, el novio de Anna decidió terminar su relación con ella, y Alejandra la acompañó en su proceso de duelo. Pronto, empezaron a salir con mayor frecuencia y Alejandra no encontró ningún impediment­o para hablar de lo que sentía. “Creo que el haber tenido siempre una relación de amistad basada en la sinceridad nos llevó a conocernos tal cual somos, así que ella se enamoró de lo que soy como persona y yo vi en ella todo lo que siempre soñé que podía existir en una relación: complicida­d, amistad, lealtad y anhelos en común”.

De eso ha pasado año y medio. El 26 de noviembre de 2016, Alejandra le pidió que se casara con ella delante de sus amigos y familiares, y Anna le dijo que sí. “La fecha no está definida. Inicialmen­te habíamos calculado que podría ser al año de la pedida de mano, pero cada vez surgen muchas ideas bonitas que queremos que sean una realidad y para ello necesitemo­s un poco más de tiempo”.

Luego de esta experienci­a, a Alejandra le queda claro que se puede encontrar pareja a través de Tinder. “Tomar esta opción me enseñó que se puede hallar el amor en el lugar y el momento menos esperados”. Anna, por su parte, tiene una gran revelación: "La verdad es que el amor llega en cualquier presentaci­ón. Jamás pensé que me enamoraría de una mujer. Jueguen con las configurac­iones básicas, suban el rango de edad, o bájenlo; hagan lo mismo con la distancia, y amplíen sus intereses ¡A mí me funcionó!”.

"¡A mí me funcionó! Y es que el amor llega en cualquier presentaci­ón. Jamás pensé que me

enamoraría de una mujer".

Anna.

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