Fucsia

LA HISTORIA DE UN BESTIARIO

La exgalerist­a lanzará en diciembre un libro ilustrado en el que comparte su amor por la moda y el arte, e invita a mirar la vida desde otro punto de vista.

- Por: Juliana Villegas

No le gustan las etiquetas. No se siente ícono de moda ni referente en el mundo del arte. No le gusta que la encasillen como una mujer vanguardis­ta o chic; ella es simplement­e Gloria Saldarriag­a. Y sí, aunque no le gusten los términos que le anteponen a su nombre, es todo lo anterior, y eso lo saben quienes rondan los universos del arte y de la moda, pues en ambos es ampliament­e conocida.

Nació en Medellín y es diseñadora gráfica de profesión. Su carrera fue la semilla de su sensibilid­ad artística, la que más tarde la convirtió en galerista y en una imprescind­ible de los listados de las mejor vestidas del país.

Fue durante su carrera que empezó a nutrir su gusto por el arte, pues algunos de los profesores que le daban cátedra eran, a la vez, artistas y sus obras fueron las primeras en ocupar las paredes de su casa. La moda llegó por esta misma época de la mano del modelaje; viajaba por todo el país gracias a las giras que realizaban textileras como Lafayette y Fabricato para mostrar sus coleccione­s a los diseñadore­s de ese entonces.

Todo lo anterior ocurrió mientras aún vivía en Medellín. En 2002 se radicó en Bogotá con su esposo, Juan Gallo, y al poco tiempo, juntos, hicieron realidad un sueño que tenían de tiempo atrás: poder vivir del mundo del arte.

Así nació, en 2003, Al Cuadrado, una galería que pronto se convirtió en un referente en el país, pionera en exhibir en espacios no tradiciona­les y un lugar en que se exaltaba el arte contemporá­neo colombiano. Siete años más tarde, cerró el proyecto, poco después de la muerte de Juan.

Sin embargo, esto no acabó con su pasión artística. Sigue involucrad­a, y quizás mucho más porque dedica el tiempo que quiere a charlas con los artistas, circuitos de galerías o exposicion­es que le llaman la atención. Sigue enriquecié­ndose con el arte. Es miembro de las juntas del Museo de Arte Moderno de Medellín y de la Fundación Amigos de las Coleccione­s de Arte del Banco de la República. “Pienso Hay que ir a ver todo. Cuando a mí me preguntan ‘¿vale la pena esta exposición?’ o ‘¿vale la pena ver esta película?’ me da algo; simplement­e hay que ir”, dice.

Por supuesto, continúa con su afición por colecciona­r, aunque no le gusta que la llamen coleccioni­sta. “Ha sido un proceso natural y orgánico, ¿Por qué colecciono? Porque, para mí, las obras son testigos del tiempo en que fueron realizadas, creadas o concebidas”.

Las paredes de su casa son testigos de ello. Obras de diferentes dimensione­s y técnicas, en especial del artista Óscar Muñoz, comparten espacio con libros, frascos de perfume, floreros y tazas de té, muchas tazas de té, que también colecciona. ¿Qué más recopila? “Escobas: me fascinan y puedo

“El diseño gráfico está presente en mi vida hasta para poner

una mesa”.

traer de los viajes las más raras y exóticas. Cepillos y cremas de dientes, abanicos, diccionari­os... Hace poco descubrí por qué lo hago: tiene que ver con limpiar, ya sea el alma o la energía. Y las cremas dentales (uso varias al tiempo) por esa necesidad de probar cosas diferentes, otras alternativ­as, para hacer de la rutina, que a veces es tan tediosa, algo divertido”.

SU ALTER EGO

En su clóset también hay piezas poco comunes. Las llama su bestiario. “Hay muchas bestias raras: puedo sacar un tigre, un leopardo o unas gallinitas. Me gusta mucho porque me permite no encasillar­me en ‘me gusta lo contemporá­neo’ o ‘soy clásica’ o ‘chic’”.

Este bestiario la inspiró para crear un alter ego que le permitiera hacer en Instagram, Twitter y Facebook algo con lo que no se siente totalmente cómoda: posar. “Me gustan las redes sociales y publico frecuentem­ente; muchas veces me envían regalos que recibo con todo el amor, pero que en ocasiones no sé cómo enseñar, pues no me gusta estar en el plan de modelo. Ya pasé por eso, ya viví esa etapa y la disfruté. Así que pensé: ‘Debe haber una forma más creativa de presentarl­os y poder mostrarse uno en situacione­s relacionad­as con la moda y el arte, y ante las marcas’”.

Bestiario es un personaje ilustrado, creación de la diseñadora gráfica Natalia Swarz, que hace lo que Gloria no se atreve. “Tiene que ver mucho con mi forma de ver la vida: es creativo, se burla de sí mismo y lo puedo presentar hasta en ropa interior, algo que no haría yo como Gloria Saldarriag­a”.

En diciembre, será lanzado como publicació­n bajo el nombre Simple Chic, un proyecto que duró un año en la incubadora. “No tenía en mente la idea de un libro y la verdad no sabía sobre qué hacerlo. Duré muchos meses pensando qué podía decir de una manera muy mía, sin ser pretencios­a. Luego decidí que lo iba a hacer, pero respetando el gusto de las dfeamlaábs­elplaeryso­fanladsa”.de El resultado es un glosario que incluye todo el abecedario y que no solo habla de moda, sino de arte, artesanía y estilo de vida. “Cada palabra está relacionad­a conmigo y con la manera cómo la vivo. El prólogo, escrito por Armando Silva, lo describe muy bien: ‘Es la belleza de todos los días’”.

¿Qué le gustaría lograr con Simple Chic? “Cumplir un reto y sacarlo adelante por y para mí. Después, que la gente se divierta, que tenga un libro que es hecho con todo el amor, totalmente ilustrado, fácil de leer y cercano, muy cercano, porque puedes abrir cualquier letra y leer cualquier palabra, y empaparte de estos universos de la moda y el arte que a veces parecen tan lejanos, y que lo puedes ver todos los días... la belleza de todos los días”.

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Camiseta de Karl Lagerfeld para Falabella y falda de Amelia Toro

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