semana de la moda en parís
LAS REDES SOCIALES SE HAN CONVERTIDO EN LA AUTORIDAD DE LA MODA. PASAMOS DE LAS CELEBRIDADES Y DE LAS MUJERES PODEROSAS COMO INSPIRACIÓN A LAS INSTAGRAMERS.
El fuerte de este diseñador son sus estampados. Para esta colección se apropió del término ‘arte bruto’, que acuñó el pintor francés de principios del siglo XX Jean Dubuffet. Es un arte transgresor, lejos de los convencionalismos, que en manos de Van Noten es de una belleza infinita. ¿Lo más destacado? Los vestidos pantalón muy ajustados a la figura, con botas y guantes a juego, mezclados con sacos en piel falsa; también los brocados en tonos metálicos, las faldas lápiz y los impermeables que rozan el suelo. LA CAPITAL de la moda siempre se había caracterizado por su sofisticación y elegancia, pero esos tiempos ya pasaron. Ahora los diseñadores no se atreven a lo clásico ni a lo glamuroso porque lo que se vende son las sudaderas. Sí, la vestimenta de los jóvenes es lo que inspira; basta ver las colecciones de otoño/invierno 2018. Por supuesto hay excepciones, pero todo parece indicar que las redes sociales se adueñaron de la moda y sin querer –o queriendo– son hoy las que tienen la última palabra.
Pierpaolo Piccioli, cabeza de diseño de la marca, consiguió sumergirse en el ADN de la casa de modas y la colección habla por sí sola. Mientras en Italia estaban en plenas elecciones y el tema de la discriminación y los inmigrantes se servía sobre la mesa, para él fue la oportunidad de demostrar que la inclusión y la tolerancia son la respuesta. Por eso abrió el desfile con la modelo Adut Akech, una hermosa negra australiana de labios grandes y carnosos. En pasarela se destacaron los vestidos románticos con estampados gigantescos pensados como símbolos poderosos. Su director artístico, Jonathan Anderson, repartió copias de Don Quijote de la Mancha, Cumbres borrascosas y Madame Bovary, entre otras obras, en la pasarela. Inspirado por la literatura clásica que lo apasiona escogió los materiales y las siluetas para su colección, protagonizada por gabardinas, cuadros, bufandas larguísimas enrolladas al cuello y camisas largas, abiertas por detrás y sostenidas con lazos sobre pantalones. Hombres y mujeres desfilaron con pantalones rectos y largos, y abrigos ligeros o chalecos a la mitad de la pierna para lograr esa silueta alargada del próximo otoño/invierno. Los conjuntos con estampados de fotos de personajes británicos les sirvieron de fondo a vestidos transparentes decorados con encajes. Prendas construidas con bloques de diferentes telas, como si fueran piyamas; suéteres de proporciones exageradas con grandes aberturas para poder ver las prendas interiores y una paleta de color muy neutra fueron el foco de la propuesta.