Olivia Colman, la reina de las pantallas
LA REINA DE LAS PANTALLAS
La británica, que ha interpretado a dos soberanas de su país, se consagra como la mejor actriz del año.
LA BRITÁNICA SE CONSAGRA COMO UNA DE LAS MEJORES ACTRICES DEL AÑO, GRACIAS A SUS INTERPRETACIONES DE DOS IMPORTANTES MONARCAS DE SU PAÍS: ANNE, QUE LE MERECIÓ EL ÓSCAR; E ISABEL II, EN LA NUEVA TEMPORADA DE THE CROWN, UNO DE LOS ESTRENOS MÁS ESPERADOS DE LA TELEVISIÓN ON LINE.
LA IMAGEN de Olivia Colman hoy se asocia inevitablemente a la monarquía británica por los roles que la han tenido en el foco de la noticia todo el año. En febrero pasado, recibió el Óscar a mejor actriz por su participación en La favorita, cinta en la que encarnó a la reina Anne de Gran Bretaña, una mujer de emociones descontroladas, muy enferma y que abandonaba sus funciones para sumirse en sus dramas personales. Hace poco, Colman volvió a las primeras planas, gracias a una monarca radicalmente opuesta, la contenida, abnegada y envidiablemente saludable Isabel II, a quien interpreta en The Crown, la serie de Netflix que estrenó hace poco su tercera temporada, tras largos meses de
espera por parte de su enorme fanaticada en todo el planeta.
Pero antes de que estos papeles marcaran su carrera, la actriz llevó una vida muy alejada de palacios y reverencias. Nació en Norwich, Inglaterra, en 1974, en el hogar de un topógrafo y una enfermera. En la adolescencia, se inscribió en el Homerton College de la Universidad de Cambridge, donde aspiraba a convertirse en maestra escolar. Ahora que saborea la gloria como una de las grandes del séptimo arte, recuerda con emoción que se ayudaba trabajando en un hotel bed and breakfast, en el cual preparaba el desayuno de los huéspedes y limpiaba los baños.
Cuando comprendió que nunca llegaría a ser una educadora inspiradora para ningún niño, ingresó a Footlights, la compañía de teatro de Cambridge, cuyos profesores quedaron impresionados al verla tragarse la colilla de un cigarrillo en la audición. Allí conoció y se enamoró a primera vista de Ed Sinclair, ahora su esposo, con quien luego estudió en la escuela de la compañía Bristol Old Vic, toda una institución de las tablas británicas.
Ed, padre de sus tres hijos, cambió el sueño de la actuación por el de la escritura, mientras que Olivia empezó a aparecer discretamente en comerciales y series de televisión, hasta que consolidó su reputación en más de una década de trabajo, a un ritmo menos acelerado que el de otras actrices de su generación y con papeles de diversa índole.
A pesar de ser una mujer siempre sonriente, entre los rasgos fundamentales de su trabajo sobresale el manejo de todo tipo de emociones dramáticas. Por ejemplo, ha llegado a preguntarse si los productores la contratan porque llora bien. Si el libreto es bueno, dice, puede sollozar sin problema y lo difícil es detenerse. En cuanto a la preparación para sus roles, prefiere dejar en un segundo plano la investigación y permitir que el personaje fluya.
Sin embargo, ninguna de esas características de su estilo se ha manifestado en su rol de la reina Isabel en The Crown. Por eso reconoce este papel como uno de los más difíciles en su carrera, al interpretar a una mujer emocionalmente más fuerte que ella, educada para guardar ecuanimidad tanto en los momentos de celebración como de aflicción que involucran a un país entero.
En cuanto a la preparación del personaje, el carácter de la serie no admitía otra opción que la de estudiar a profundidad los rasgos y la vida de la mujer más importante en la historia reciente del Reino Unido. Tuvo que incorporar sus gestos, su tono y su acento, e incluso aprender a caminar y sentarse como la reina (siempre erguida), lo que le costó un poco, pues uno de los directores comparó los pasos de Colman con los de un granjero.
Antes de actuar en el programa, no tenía mayor opinión sobre la jefa de Estado británica, pero ahora la identifica como un símbolo de unidad y continuidad que ha mantenido a su país alejado de los extremos políticos. Es más, se ha involucrado con Isabel a un grado mucho mayor que con cualquiera de sus personajes anteriores, y debido a ello acuñó un nuevo orden de afectos por obra del cual se declara, sin ignorar la paradoja, como una “monarca de izquierda”. Λ