La Patria (Colombia)

Entrevista a Diana Trujillo, primera latinoamer­icana en la academia de la NASA.

“Por qué no podemos soñar de la misma forma que otras personas sueñan, por qué no podemos alcanzar los mismos sueños”, se pregunta la primera mujer latina en hacer parte del programa de la Academia. Ejemplo.

- IVONNE MALAVER

La jefe de vuelo colombiana de la Administra­ción Nacional de Aeronáutic­a y del Espacio de EE. UU. ( NASA) Diana Trujillo, que contribuyó a la llegada del Perseveran­ce a Marte, sabe que puede “soñar de la misma forma que sueñan los demás” y que además puede inculcarlo en el mundo de habla hispana.

La primera mujer latina en hacer parte del programa de la Academia de la NASA cuenta que se siente orgullosa de saber que ha puesto su “granito de sal para contestar la pregunta de si estamos solos en el universo”.

Esta inmigrante, que llegó a los 17 años a EE. UU, con poco en los bolsillos, sin inglés ni “refunfuñar” a la hora de realizar trabajos de limpieza, se convirtió, entre otras, en la líder del equipo de ingenieros que desarrolló el brazo robótico de Perseveran­ce.

Con el dramático amartizaje del 18 de febrero del “rover” en el planeta rojo, la inmigrante colombiana está cumpliendo con éxito dos aspiracion­es: participar en la histórica misión para descubrir si hay vida más allá de la Tierra y llevar por primera vez en castellano las hazañas de la NASA en directo.

Desde el comienzo de la misión Mars 2020 Perseveran­ce, que en los próximos dos años buscará rastros de vida microbiana de hace miles de millones de años en Marte, la científica ha liderado varios de los procesos.

Trabajó en el ensamblaje del brazo robótico y el software en el Laboratori­o de Propulsión de la NASA ( JPL), con sede en California, para examinar que funcionara­n en su conjunto, “tanto de forma mecánica como eléctrica”, antes de poder montarlo al cohete.

Después estuvo a cargo del grupo que examinó si podían comandar el robot con el software que usaban, y ahora, con Perseveran­ce ya en suelo marciano, es “directora de vuelo”, lo que señala, implica dirigir el grupo que analiza lo que el rover ha hecho durante el día tras recibir los comandos.

“Ver cómo los ejecuta, analizar si hubo algún problema”, precisa.

Aterrizaje inolvidabl­e

Perseveran­ce partió en julio del 2020 y amartizó con éxito en suelo marciano hace 13 días, después de una peligrosa maniobra de unos siete minutos en los que redujo a cero una velocidad de 20.000 kilómetros por hora.

Esta ingeniera espacial dice que la felicidad ha sido enorme, que aún no puede creer las imágenes de alta resolución que han logrado y la belleza de los tonos “cobre y azul” que se podían ver en el descenso de Perseveran­ce, el quinto vehículo espacial de la NASA en Marte.

“Me tocó como pellizcarm­e un par de veces porque el terreno se ve espectacul­ar”, manifestó.

Está orgullosa de que tomaron “por primera vez video del aterrizaje en vivo” mientras iban acercándos­e a la superficie.

Precisa que nunca habían tenido imágenes de la secuencia completa: el paracaídas, el rover tratando de llegar, el sistema de propulsión a chorro y el robot ya casi tocando tierra.

Cuenta que el Curiosity, el otro robot que permanece aún en Marte desde su llegada en 2012, tenía una sola cámara y lograron solo “un par de fotos” cuando ya había tocado el piso.

Perseveran­ce, explica, tenía dos cámaras, una mirando hacia arriba y otra hacia abajo durante su trayecto por la fina atmósfera de Marte antes de aterrizar en el cráter Jezero.

Allí buscará una treintena de muestras que la NASA espera traer a la Tierra para 2031 a través de la misión Mars Sample Return que ya está siendo analizada.

La ingeniera explica que a partir de fotos tomadas desde una órbita, los científico­s programan la ruta del vehículo para recoger las muestras con el uso del brazo robótico de siete pies ( 2,1 metros), que en su extremo tiene dos instrument­os para su análisis antes de taladrar la roca.

La inspiració­n en español

La colombiana indica que más que una traducción del inglés de la transmisió­n de esta hazaña, la idea es inspirar al público de habla hispana mundial, que pueda ver e imaginar la exploració­n espacial para tener la certeza de que pueden aspirar a hacerla también.

Recuersa que cuando no sabía inglés “esa primera imagen viene de una forma que tu no sabes si lo ves o lo estás interpreta­ndo incorrecta­mente. No viene con confianza, sino con duda”.

Para Trujillo, de 41 años, entenderlo en español, verlo con la familia, con los amigos, “es una experienci­a que hace que no solo tú lo entiendas y lo agarres en tu corazón, sino inevitable­mente está creando un grupo de apoyo”.

“Todo el mundo alrededor tuyo sabe que sí se puede hacer y lo puedes hacer en tu propio lenguaje”, subraya Trujillo, que quiere ser una modelo para niñas y mujeres que aspiren a trabajar en campos científico­s.

 ?? Foto | EFE | LA PATRIA ?? Desde hacía siete años Diana Trujillo había insistido en llevar su idioma a las transmisio­nes de la NASA. Mientras que obtuvo la aprobación, en octubre del 2020, aprovechó para aprender a traducir cuestiones técnicas al español y se empapó de la misión.
Foto | EFE | LA PATRIA Desde hacía siete años Diana Trujillo había insistido en llevar su idioma a las transmisio­nes de la NASA. Mientras que obtuvo la aprobación, en octubre del 2020, aprovechó para aprender a traducir cuestiones técnicas al español y se empapó de la misión.

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