Hora de cambiar el ‘chip’
Los países y ciudades que más han avanzado en el manejo de residuos tienen importantes lecciones para Colombia. Es fundamental dejar de pensar en ellos como desechos para concebirlos como recursos.
LA CONTINUIDAD FUE LA CLAVE EN SAN FRANCISCO
La ciudad californiana le hace honra a su pasado como cuna del movimiento hippie. Desde 2002, estableció la meta de lograr un esquema de Cero Desperdicios. Haberse mantenido en ese camino, a pesar de que la Alcaldía ha cambiado de manos (aunque no de partido) tres veces, le ha permitido a la ciudad llegar a reutilizar y reciclar el 80 por ciento de sus residuos.
San Francisco inició un piloto para el aprovechamiento de los residuos orgánicos en el sector de hoteles y restaurantes, en donde empezó a cobrar mucho menos por la recolección de residuos que hubieran sido separados adecuadamente. En lugar de habilitar rellenos nuevos, abrieron un gran centro de compostaje en donde se aprovechan los desechos orgánicos para su posterior venta dentro del competitivo sector agrícola de su región. Después del éxito inicial, aumentaron el alcance del programa para cubrir hogares de forma voluntaria. El resultado fue un incremento de 42 a 60 por ciento en el reciclaje entre 2001 y 2005.
Ya para 2009, el reciclaje y el compostaje eran obligatorios: cada casa o edificio recibe una cuenta detallada de la basura que producen. Los costos de la recolección se reducen en la medida en que se incrementa el material para compostar o reciclar, mientras que se imponen multas entre 100 y 1.000 dólares a quienes no disponen adecuadamente de su basura.
Una medida menos visible pero de alto impacto fue la del manejo de los escombros, uno de los principales retos en el caso colombiano. Tras una delicada negociación, la administración logró que la industria de la construcción se hiciera responsable de la recolección y disposición de por lo menos dos tercios de los escombros que se derivan de sus actividades. Además, la ciudad prohibió la distribución gratuita de bolsas de plástico y la distribución o venta de botellas plásticas pequeñas en todos los espacios públicos de la ciudad.
SUECIA: BASURA CERO DE VERDAD
Es probable que los suecos vivan en el país más avanzado en manejo de residuos. Hoy, 99 por ciento de los desechos que producen los hogares se aprovecha como producto de un largo proceso de transformación que inició en la década de los setenta, cuanto ya se reciclaba el 38 por ciento de los residuos domiciliarios.
Además de la educación, una de las medidas que ha llevado a este resultado ejemplar es que hay puntos de reciclaje a no más de 300 metros de todas las zonas residenciales del país. Los desechos orgánicos no se entierran sino que pasan por procesos de compostaje para su aprovechamiento. En las plantas de incineración, donde se dispone de los elementos no aprovechables, se genera energía para el consumo local. El humo derivado de este proceso pasa por filtros secos y agua, además, el lodo del filtro de agua se utiliza para rellenar minas abandonadas.
Aunque solo el 1 por ciento de los residuos se entierra, los suecos consideran subir el costo de la recolección de basuras para incrementar los incentivos para su reducción.
SINGAPUR RESPONDE A SUS LÍMITES NATURALES
Singapur sabe de restricciones absolutas: con una población de 5,5 millones de personas en una extensión de 700 km2, esta ciudad-estado no tiene la posibilidad de sacrificar espacio para enterrar o botar residuos. Además de implementar un sistema de tarifas para incentivar la reducción de basuras, la solución ha sido la incineración. Hoy se queman más de 8.200 toneladas de residuos al día recurriendo a la más alta tecnología para limitar la contaminación del aire. Más de 1.000 hogares se abastecen de energía como resultado de ese proceso.
EL CASO DE LOS RESIDUOS EN LA UNIÓN EUROPEA
Según la Agencia Ambiental Europea (European Environment Agency, EEA por sus siglas en inglés) el cambio gradual del enfoque que concebía los residuos como basura para hoy considerarlos como recursos, no solo ha producido mejoras en las condiciones ambientales del viejo continente, sino que además abrió las compuertas a un nuevo sector económico que podría crear hasta 400.000 nuevos empleos para 2020.
Las medidas que la Unión Europea ha tomado desde la década de los noventa han incluido legislación para reducir los residuos que se producen en los empaques, la fabricación y funcionamiento de los vehículos y los materiales eléctricos y electrónicos. Además, los 28 países han acordado importantes medidas y guías orientadoras para mejorar las opciones de disposición en rellenos sanitarios, en la industria del tratamiento de residuos y en su incineración. Han producido también legislación en diseños ecológicos y restricciones en el uso de sustancias peligrosas.
Según la EEA, la generación de residuos en la manufactura en los 28 países miembros y Noruega se redujo 25 por ciento entre 2004 y 2012, a pesar de un incremento de 7 por ciento en la producción del sector manufacturero. Por su parte, en el sector servicios, los residuos disminuyeron un 23 por ciento a pesar de que la producción del sector aumentó un 13 por ciento en el mismo periodo.
Estos avances se han logrado a pesar de que un importante paquete de medidas para incentivar la economía circular (la meta de que el mayor numero de recursos retorne a los procesos productivos una y otra vez) fue frenado en 2014 en gran parte por empresas preocupadas por la competitividad. Las medidas que se incluían y que serán objeto de análisis y procesos graduales incluían la prohibición total de la disposición en botaderos o rellenos de materiales reciclables, acabar con la existencia de todos los rellenos para 2030, así como profundizar la responsabilidad extendida del productor y ampliarla a nuevos sectores.
OPORTUNIDADES EN COLOMBIA
Según el diagnóstico de la Misión de Crecimiento Verde que lidera el Departamento Nacional de Planeación, “Colombia consume 1,3 veces menos materiales para generar 1 dólar que los países de ingreso medio alto y 2,8 veces más que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde)”. De esto se deriva que nuestros retos se refieran tanto a la producción como a la disposición. El espacio para la mejora, en términos de reciclaje, es enorme puesto que se recicla únicamente el 17 por ciento de los residuos.
El esquema de responsabilidad extendida, es decir, cuando los productores se hacen cargo de sus productos más allá de la fabricación y comercialización para incluir la etapa de recolección, reciclaje y disposición final, se instrumentó en Colombia entre 2009 y 2013 para plaguicidas, medicamentos, baterías, plomo, ácido, pilas, llantas, bombillas y computadores. Aunque los resultados difieren por sectores y elementos, el Ministerio de Ambiente busca, por recomendación de la Ocde, ampliar la normatividad este año, para incluir los empaques y botellas de consumo masivo.
Suecia entierra solo el 1 por ciento de sus residuos. El resto lo utiliza en generación de energía