47 Ronin La Vida de Adéle Ajuste de Cuentas
QUÉ: A finales de 2012 se regrabaron varias escenas para darle más protagonismo a Keanu Reeves. QUÉ: es una adaptación de la novela gráfica ‘Blue’, de Julie Maroh. QUÉ: En esta comedia deportiva quizás lo más gracioso sean las continuas referencias a las
Una vez más Scorsese demuestra ser un relator grandilocuente con olfato para las historias de la vida real, que pueden resistir los trucos de su narración cinematográfica. Con cinco nominaciones a los premios Óscar (mejor película, mejor director, mejor actor protagonista, mejor actor secundario y mejor guión adaptado), la última película del director neoyorquino, El Lobo de Wall Street, destaca en la taquilla y la crítica mundial. Hablen mal o bien de ella, hablan, genera elogios y controversia.
El filme nos cuenta en tres horas, que parecen menos, el famoso caso de Jordan Belfort, un corredor de Bolsa que se enriqueció en la década de 1990, en Estados Unidos, a costa de estafas y dejó a su paso una estela de corrupción. La película retrata el rápido ascenso de este hombre que puso a funcionar el sueño americano sin reparar en gastos ni daños morales, y sus ligeras consecuencias.
Las drogas, el sexo, los lujos, todo viene en porciones extra grandes en este largometraje, acompañado de una soberbia actuación de Leonardo Di Caprio. (Si en esta ocasión no se lleva la estatuilla como ‘mejor actor’, quizás también deba comenzar a dedicarse a ser corredor de bolsa).
Su interpretación fue intensa, tal como lo requerían las diversas reacciones de Belfort con su consumo de cocaína, alcohol, crack, píldoras, orgías y sobre todo, el consumo de dinero.
Ahora bien, como en toda película hay una excusa para contar una historia, aquí los excesos y lujuria de este corredor de bolsa lo son. Es la jugada de doble filo por la que apostó Scorsese.