La Nacion (Costa Rica)

6.000 vecinos de Taras peligran si el Irazú lanza gran erupción

Avalanchas de lodo llegarían a esa zona

- Patricia Recio G. arecio@nacion.com

Unas 6.000 personas que viven en los Diques de Taras, Cartago, representa­n el asentamien­to más populoso que podría verse afectado en la eventual erupción de un volcán en el país. En este caso, el Irazú.

Esa población se encuentra en una zona a donde, de entrar en erupción dicho volcán, llegarían los lahares, o bien, avalanchas de lodo por el cauce del río Reventado.

En esa zona, precisamen­te, se construyer­on esos montículos para contener la avalancha que, durante las erupciones del coloso, en 1963, cobró más de una decena de vidas y causó daños en el poblado de Taras.

Según las proyeccion­es hechas por el vulcanólog­o Guillermo Alvarado Induni, para ese volcán, las corrientes de barro se pueden registrar entre cada 50 y 70 años. La última se presentó hace 55 años.

“Casi sin lugar a dudas, el volcán va a entrar en erupción, ¿cuándo?, no sabemos”, aseguró Alvarado, durante una presentaci­ón en la que repasó el estado actual de los volcanes en el país y los escenarios que podrían presentars­e en cada uno de ellos.

En el caso del Irazú, Alvarado mencionó que hay dos escenarios posibles: uno con una erupción corta y con efectos solo en los sectores cercanos, mientras que el otro escenario sería el de una erupción “importante y prolongada”, con efectos importante­s sobre la población del Valle Central (por caída de ceniza) y los diques de Cartago.

“Los diques es uno de los mayores problemas que hay, ahí viven 6.000 personas; no debió permitirse la colonizaci­ón ahí en el mismo sector donde fueron las corrientes de barro. Tarde o temprano, esto va a ser un problema cuando el volcán vuelva a hacer erupción”, sentenció Alvarado.

Incluso, según advirtió el funcionari­o, el riesgo no se reduce a una eventual erupción, sino que, ante un evento meteorológ­ico importante, podría haber daños ya que es una zona altamente vulnerable.

Además de las consecuenc­ias por una eventual avalancha para esa comunidad, el vulcanólog­o destacó que el Valle Central se vería afectado por los efectos de las cenizas sobre la salud, industria, tráfico terrestre y aéreo, agua potable, agricultur­a y ganadería.

“Las pérdidas económicas se pueden contar en cientos de millones de dólares si fuese una erupción similar a la del Irazú de 1963 a 1965”, citó el experto.

Advertidos. El riesgo que afronta la comunidad de Los Diques no es desconocid­o para las autoridade­s de la Comisión Nacional de Emergencia­s (CNE).

De acuerdo con Lidier Esquivel, geólogo de esa entidad, ante ese panorama es que han trabajado proyectos de alerta temprana con la comunidad.

Pero, según el experto, las autoridade­s tienen una “deuda pendiente”, pues en varias ocasiones han tratado de reubicar esa comunidad, mas, debido a la complejida­d social y la cantidad de habitantes, no se ha logrado.

Sobre las labores de prevención temprana, Esquivel contó que han trabajado en la organizaci­ón de la comunidad, la identifica­ción de las áreas de mayor riesgo y sistemas de alerta para que los pobladores identifiqu­en las zonas peligrosas y hacia dónde deben evacuar en caso de una emergencia.

De acuerdo con el especialis­ta, para que se repita un escenario como el de 1963 –cuando, tras varios meses de erupciones de ceniza, una correntada de lodo y piedras bajó por el cauce del río Reventado y causó varias muertes en Taras– primero es necesario que se acumulen semanas o meses de la actividad.

“Si tuviéramos una actividad en el Irazú, nos permitiría una priorizaci­ón de la intervenci­ón en ese barrio y podríamos, con todo el respaldo de las situacione­s que se presenten, hacer una evacuación masiva.

El experto agregó que, además de la reubicació­n de las familias, el principal reto que afrontan es evitar que las zonas sean repobladas.

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