UE apuesta por reforzar controles fronterizos con nuevo pacto migratorio
BRUSELAS. AFP. La Unión Europea (UE) lanzó este miércoles su Nuevo Pacto por la Migración y el Asilo, una controvertida reforma del sistema migratorio que distribuye responsabilidades entre Estados miembros, pero también refuerza los controles fronterizos y fortalece los mecanismos de reenvío de migrantes irregulares a sus países de origen.
Para la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, el documento representa un equilibrio “justo y razonable” entre “responsabilidad y solidaridad”.
Para la alta funcionaria, el incendio de hace tres semanas en el campo de refugiados de Moria, en Grecia, fue “un llamado brutal” a la acción luego de tantos años discutiendo el tema.
Cinco años después de la enorme crisis migratoria del 2015, este nuevo conjunto de normas establece que aquellos países que no deseen recibir demandantes de asilo en caso de una enorme oleada deberán, en cambio, asumir la responsabilidad en el procedimiento de reenvío de esas personas a los países de origen.
Esta es una forma de sortear la persistente negativa de países como los del grupo de Visegrado (Polonia, Hungría, República Checa, Eslovaquia) a acoger solicitantes de asilo, y que resultó en el incumplimiento de las cuotas de reubicación decididas tras el 2015.
Objeto de interminables negociaciones y numerosas críticas, este nuevo plan también propone blindar judicialmente a las organizaciones no gubernamentales (ONG) que rescatan migrantes en el mar.
Al mismo tiempo, revisa el principio vigente hasta ahora por el cual el país de llegada de un migrante a la UE tiene la responsabilidad de tratar su solicitud de asilo.
Se trata de una reforma radical del sistema basado en el Convenio de Dublín, eje de tensiones en el bloque, ya que coloca todo el peso en los países situados en las fronteras externas de la UE, como Grecia e Italia, desbordados desde el 2015 por la oleada migratoria y la acumulación de demandas de asilo.
También se prevé un proceso acelerado para rechazar más rápidamente a los migrantes que no sean elegibles para recibir protección internacional. Según la Comisión, se trata de personas que proceden de países con una tasa de respuesta positiva estadísticamente baja a las solicitudes de asilo (menos del 20%), como Túnez o Marruecos.