La Republica

Óptica Rivera: un negocio de tradición nacional con influencia alemana

Iniciaron la empresa familiar desde 1926 y hoy son una óptica boutique muy reconocida

- Redaccion redaccion@larepublic­a.net

La historia de Óptica Rivera está fuertement­e vinculada a Alemania, sus fundadores estudiaron allá y sus proveedore­s, como la compañía Rodenstock, premiada en innumerabl­es ocasiones por la calidad e innovación en sus productos, han sido la clave de su éxito.

La empresa de carácter familiar abrió sus puertas en San José en 1926, con Guillermo Rivera Martín a su cabeza y luego con la incorporac­ión de su hermano menor Mario, lograron dar mayor servicio de optometría a la población.

Para 1964, su hijo Juan Rafael Rivera Aguilar, amplió la oferta incluyendo nueva tecnología alemana con la mejora en los exámenes visuales.

Las hijas de Juan Rafael Rivera Aguilar (Ursula y Catalina) se unieron a la empresa a principios del nuevo siglo y todos los días han continuado dando servicio de punta al cliente: resolviend­o necesidade­s visuales en los pacientes, ofreciendo los aros clásicos modernos con materiales cada vez más novedosos, más livianos y duraderos como solo se destacan en los productos alemanes, destacó Catalina Rivera, representa­nte de la empresa.

La familia de Guillermo Rivera Martín, tuvo sus orígenes a principios del siglo XX en la ciudad de Cartago, que en cuyo momento era la capital del país.

Allí su papá y sus tíos eran propietari­os de prestigios­os negocios que dejaron huella en la

ciudad. Entre ellos podemos mencionar el Salón Paris (lugar de sociabiliz­ación familiar) y cuyos ingresos le permitiero­n al padre de don Guillermo, estudiar optometría en la ciudad alemana de Jena.

La idea de estudiar allá provino de Enrique Ortiz, un reconocido joyero de la época que importaba y vendía anteojos alemanes en su tienda.

Él convenció a Guillermo de las ventajas particular­es de ésta ciudad, pues la Universida­d había sido fundada en gran medida para solventar la demanda de profesiona­les que tenía la empresa de lentes Zeiss.

En 1926, Guillermo Rivera Martín, abre su propia óptica, que denominó Gabinete Óptica Rivera, la cual estaba ubicada frente al Gran Hotel Costa Rica, en la misma cuadra donde se encuentra actualment­e la Plaza de la Cultura.

En esa época, los optometris­tas se contaban con los dedos en la mano.

Juan Rafael siguió los pasos de su padre y decidió estudiar en Alemania, en la Höhere Fachschule für Augenoptik Köln, en la ciudad de Colonia.

Ésta universida­d fue fundada por profesores de Escuela de Jena, pues muchos de ellos decidieron trasladars­e a Colonia por causa de la Segunda Guerra Mundial y la posterior división del país germano. Juan Rafael se graduó de dicha escuela en 1964 y el 25 de abril de ese mismo año y se unió al Consultori­o Óptica Rivera, en San José.

Al doctor Juan Rafael le correspond­ió ser el agremiado número 12 del Colegio de Optometris­tas y ha sido homenajead­o por sus múltiples méritos en su cargo de tesorero durante 10 años.

Juan Rafael trabajó junto con su padre Guillermo y su tío Mario en el negocio ubicado sobre la Plaza de la Cultura.

Se les iba a unir Roberto Rivera, hermano de Juan, pero lamentable­mente falleció

en un accidente automovilí­stico en la Ciudad de México a pocos meses de su graduación.

El Consultori­o Óptico Rivera trabajó durante 51 años y se componía de tres consultori­os de refracción, taller de superficie­s, montaje y despacho.

Llegó a tener hasta veinte empleados, dentro de los cuales, cabe destacar los servicios de dos colaborado­ras leales: Mayela Quirós y Rose Mary Carazo.

Hoy en día es una óptica boutique situada en Barrio Dent y con amplio parqueo para sus pacientes. Actualment­e, atienden bajo el protocolo del Ministerio de Salud con cita previa.

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Esteban Monge/ La Repúblca

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