LA CULTURA CAFÉ RACER
THE COFFEE RACER CULTURE
Nacen en Inglaterra tras la Segunda Guerra Mundial. Son jóvenes de una nueva realidad: usan motos de marca británica Triumph, pantalones vaqueros y chaquetas de cuero. De América les llega el rock and roll y la película El salvaje, interpretada por Marlon Brando. Son los rockers de hoy día. Esta historia comienza en una cafetería que está al borde de la carretera de la circunvalación norte de Londres, allá por 1938. Se llama Ace Café y está cumpliendo ochenta años. Durante la Segunda Guerra Mundial fue bombardeada, pero en 1949 reabrió sus puertas. Allí nació la cultura café racer, que tuvo (tiene) detractores y defensores. ¿Y qué es la cultura café racer?
Con una estética inconfundible empezaron a frecuentar el Ace Café grupos de jóvenes en motocicleta que escuchaban música y charlaban sobre mecánica y competencias de motos. Vestían pantalones vaqueros, chaquetas de cuero negro con etiquetas de logotipos y botas. Sus motocicletas no eran nuevas, y mostraban algunas adaptaciones.
Durante su estancia en el Ace Café, la vitrola tocaba ritmos de rock and roll interpretados por Elvis Presley, Jerry Lee Lewis, Little Richard y otros músicos. Cuando la charla tomaba vuelo competitivo, salían a la carretera, se montaban en sus motos y, tras marcar un lugar no muy lejano, había que ir y regresar en el tiempo que durara una canción.
De ahí nace el nombre: café racer, que traducido podría ser «corredor de café». Y a las motos llegó el estilo café racer. Hoy día se fabrican motos de ese modelo. No eran motos nuevas, los jóvenes no tenían con qué comprarlas; eran usadas y arregladas, con timón bajo, tanque grande, colín y asiento monoplaza, tubo de escape tipo megáfono y tacos o reposapies más atrás. Había una razón: prepararlas para correr.
Y estas carreras se hicieron leyenda. Pero también eran un peligro. En mayo de 1962 se apareció en el Ace Café un sacerdote montado en una Triumph Speed Twin. Era el padre Bill, que tenía la responsabilidad de la seguridad vial. Hablaron, y como entre ellos se entienden, el domingo los rockers fueron a la iglesia con él. La prensa recogió la noticia y salieron en la televisión con sus motos y la vestimenta característica.
La moda de la motocicleta cayó con la llegada de los autos pequeños. En 1969, Ace Café cerró. Sin embargo, la leyenda y las memorias contadas de padres a hijos reunieron a doce mil personas y siete mil motos en 1994 frente al Ace Café. El dueño, Mark Wilsmore, y George Tsuchnikas reabrieron el Ace Café en 2001 «por el bien de la sociedad de los motociclistas».
Hoy esa cultura se extiende por el mundo y existen Ace Café en Estados Unidos, China, Alemania, España, Japón y Finlandia. No son franquicias ni están dirigidos desde Londres: solo tienen licencia para usar el nombre, logotipo y el propósito de perpetuar los café racer.
This story began in a cafeteria that is on the edge of the northern ring road of London, back in 1938. It is called Ace Café and is now eighty years old. During World War II, it was bombed, but in 1949 it reopened its doors. The coffee racer culture was born there, and had (has) detractors and supporters. And what is the coffee racer culture?
With an unmistakable aesthetics, the Ace Café started to be visited by groups of young people on motorcycles who listened to music and chatted about mechanics and motorcycle competitions. They wore jeans, black leather jackets with logo labels and boots. Their motorcycles were not new and had some adaptations.
Today the coffee racer culture spreads throughout the world and Ace Café exists in the United States, China, Germany, Spain, Japan and Finland. They are not franchises nor are they managed from London: they are only licensed to use the name, logo with the purpose of perpetuating the coffee racer culture.