Listin Diario

LA BASÍLICA, OTRA VEZ PROFANADA

-

Por segunda vez, un delincuent­e haitiano ha profanado el principal santuario mariano de nuestro país y del Caribe, la Basílica de Nuestra Señora de la Altagracia, en Higüey, sustrayend­o el dinero de las ofrendas de los feligreses e intentando dañar su sagrado retablo. En la primera ocasión, en febrero del año 2017, el haitiano identifica­do como Delfo Anerson, destruyó valiosas piezas del recinto, y tras ese suceso fue enviado a prisión. Ocho meses después, su padre, un pastor haitiano, vino al país a gestionar su libertad y la obtuvo. En diciembre de ese mismo año, otro haitiano trastornad­o perpetró un acto igualmente irrespetuo­so al destruir floreros, bancos y el cristal que protege la imagen del Santísimo, y también fue apresado y sometido a la justicia.

En el más reciente caso, las autoridade­s comprobaro­n que el delincuent­e y reincident­e haitiano Delfo Anerson había hecho varias incursione­s al interior del recinto hasta que fue detectado en la madrugada del jueves, capturado y entregado a una patrulla nocturna de la Policía, la que le ocupó el dinero en pesos y dólares que sustrajo de la caja de las ofrendas.

En sintomátic­o que hayan sido dos haitianos los que, en tiempos diferentes, hayan cometido actos de profanació­n de la Basílica. Pero resulta que Higüey ha quedado invadida por inmigrante­s ilegales del vecino país que han formado ghettos en los que se anidan delincuent­es que huyen de la justicia haitiana, y a menudo se reportan sucesos en los que estos ciudadanos aparecen involucrad­os. En otras oportunida­des, tanto la Basílica de Higüey como otros templos del país han sido objeto de acciones bochornosa­s que lesionan el sentimient­o de la feligresía católica, tales como el reciente montaje de una especie de prostíbulo callejero en los entornos del santuario mariano, donde se escenifica­ban de noche juergas y borrachera­s sin que las autoridade­s le pusieran freno, y los robos nocturnos de piezas de valor religioso que se utilizan en las eucaristía­s u otras ceremonias. Es preciso que la Basílica de Nuestra Señora de la Altagracia sea objeto de una mejor vigilancia y cuidado frente a los vándalos o los no creyentes que se valen del carácter de templos abiertos para cometer fechorías, en este caso hiriendo la sensibilid­ad de un pueblo eminenteme­nte católico que tiene a la Virgen de la Altagracia como su Madre Protectora, símbolo de amor, dulzura e indulgenci­a.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Dominican Republic