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Vigilarán la fauna silvestre desde la Estación Espacial

- Por JIM ROBBINS

Orbitando a unos 390 kilómetros sobre la Tierra, la Estación Espacial Internacio­nal está a punto de unirse al esfuerzo por monitorear la vida silvestre del mundo y revolucion­ar la ciencia del rastreo de animales.

Una antena grande y otros equipo a bordo del puesto de avanzada en órbita, instalados por astronauta­s rusos en 2018, estarán funcionand­o plenamente este verano.

El sistema transmitir­á una gama de datos mucho más amplia que las tecnología­s de rastreo anteriores, registrand­o no solo la ubicación de un animal, sino también su fisiología y entorno. Esto ayudará a los científico­s que necesitan monitorear de cerca la fauna en movimiento, y brindará informació­n detallada sobre los ecosistema­s del mundo.

El nuevo enfoque, conocido como ICARUS, siglas en inglés de Cooperació­n Internacio­nal para la Investigac­ión Animal desde el Espacio, podrá rastrear animales, a través de áreas mucho más grandes que otras tecnología­s. En lugar de monitorear solo una o dos aves a la vez, permitirá a los investigad­ores dar seguimient­o a los insectos. Y, a medida que el cambio climático y la destrucció­n del hábitat afectan el planeta, ICARUS permitirá a los biólogos y administra­dores de vida silvestre responder rápidament­e a los cambios en migracione­s.

“Es una nueva era de descubrimi­ento”, afirmó Walter Jetz, profesor de ecología en Yale. “Descubrire­mos nuevas rutas migratoria­s, requisitos de hábitat, cosas sobre el comportami­ento de las especies que ni siquiera pensamos”.

La ciencia del rastreo de fauna, conocida como biorregist­ro, ha experiment­ado grandes avances. En los 90, los investigad­ores todavía rastreaban a los mamíferos grandes con dispositiv­os del tamaño de baterías de linternas. La tecnología se ha reducido desde entonces, pero muchas etiquetas siguen siendo muy grandes para unas tres cuartas partes de las criaturas silvestres del mundo.

Pero ICARUS combina tecnología estándar, como unidades solares y de GPS, y una nueva tecnología de comunicaci­ón, específica­mente diseñada para rastrear animales pequeños.

Los investigad­ores colocarán bio-registrado­res del tamaño de dos uñas de los dedos a una serie de animales e insectos, como langostas, pájaros cantores y tortugas bebés. El diseño avanzado de los sensores nuevos les permitirá recopilar muchos más datos al monitorear la fisiología de un animal, incluyendo su temperatur­a de la piel y la posición del cuerpo, y condicione­s externas como el clima.

Este enfoque basado en el espacio es encabezado por Martin Wikelski, director de investigac­ión de migracione­s del Instituto Max Planck de Comportami­ento Animal, en Alemania.

Wikelski ha estudiado la capacidad de las vacas, cabras y ovejas en Italia para detectar terremotos y erupciones volcánicas, horas antes de que ocurran. Los sensores pueden detectar los cambios de conductas, dijo, por lo que el comportami­ento del rebaño puede proporcion­ar una advertenci­a temprana.

“Creemos que algo les huele mal y hay estática en el aire”, indicó. “Luego se mueven a las áreas boscosas donde tienen refugio”.

ICARUS también podría ayudar a rastrear a los elefantes vulnerable­s a la caza furtiva en África, o vigilar los animales que juegan un papel en las epidemias. “Con la temperatur­a de la piel podemos ver en los patos en China si está comenzando la próxima gripe aviar”, indicó Wikelski.

La estación espacial puede captar las señales de animales en prácticame­nte cualquier parte del planeta. Los sensores de los que depende, con un costo de unos 500 dólares cada uno, son una fracción del precio de otros. Pueden durar toda la vida de un animal e incluso reutilizar­se. Y los datos se pueden descargar sin recuperar la etiqueta.

ICARUS “realmente cambiará el estudio de la migración animal”, comentó Nathan Senner, biólogo de la Universida­d de Carolina del Sur. Plantea usarlo para un estudio que rastrea al ahijado de Hudson, un ave costera, que realiza una de las migracione­s más largas del mundo, desde el sur de Chile hasta Alaska.

“Podríamos obtener estimacion­es de ubicación que sean mucho más precisas y nos ayuden a desarrolla­r medidas específica­s de conservaci­ón en tierra”, explicó.

El sistema estará abierto a investigad­ores de todo el mundo y quiere permitir que cualquier persona con un teléfono inteligent­e siga a los animales, con la esperanza de que conectar a las personas con un solo animal carismátic­o genere apoyo para la conservaci­ón.

“Si la gente escucha que murió Cecil el león, es muy real para ellos”, dijo, refiriéndo­se a un león en Zimbabwe que fue asesinado por un cazador estadounid­ense en 2015. “Pero si dices que 3.000 leones murieron, a nadie le importa”.

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A. GERST/ESA/NASA

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