Cuarentena en el Zoológico Nueve nacimientos, limpieza y calma…
Sin el movimiento y el ruido que producen habitualmente los visitantes, el parque vive una de las temporadas de nacimientos más fructíferas de los últimos años.
Nueve crías han nacido en el Parque Zoológico Nacional Arquitecto Manuel Valverde Podestá (Zoodom) durante el estado de emergencia y aislamiento social impuesto debido al Covid-19. Dieciocho en lo que va de año.
Los nuevos bebés son las cabras enanas Sal y Pimienta; Kobe, un guacamayo azul que ya ha causado furor en las redes sociales; dos bisontes, dos venados rojos, una cebra y un petauro de azúcar.
Es una de las temporadas de nacimientos más fructíferas de los últimos años, dicen a Listín Diario el médico veterinario Manuel Hichez y las biólogas Sara Pabón y Marielis Sánchez.
El nacimiento de los bisontes ha sido más que celebrado por la administración del parque. Lo esperaban desde hacía unos ocho años y se logró gracias al trabajo de investigación en reproducción asistida del doctor Hichez.
Todos los habitantes nuevos se encuentran bien y se esperan nuevos nacimientos en las próximas semanas.
En general, todo marcha bien en el zoológico.
Salvo la reducción de los residuos sólidos que los visitantes dejan en los zafacones y alrededores, así como
el ruido de estudiantes, familias y amigos de la naturaleza que lo recorren todas las semanas, nada ha cambiado desde que fuera cerrado al público a finales de marzo.
Los técnicos, vigilantes y cuidadores han continuado la rutina diaria de alimentación y cuidado de los animales y, como ha sido la norma en los últimos años, todo el entorno luce limpio y cuidado. Tal vez un poco seco debido a la sequía.
Programas de conservación
El zoológico nacional, uno de los más grandes de América Latina con un 1 millón 250 mil metros cuadrados, es también un centro de rescate e investigación.
El estado de emergencia no ha parado los proyectos de conservación y reproducción, entre ellos el programa de rehabilitación de cotorras y pericos de La Hispaniola, el enriquecimiento ambiental de lémures y chimpancés y los programas de reproducción y cría en cautiverio de la perdiz coquito blanco, la iguana de Ricord, la biajaca, el cuervo de cuello blanco y el bisonte.
Además, explica Pabón, experta en el estudio de mamíferos, desde el año pasado se realizan estudios de hábitos bajo cuidado humano del solenodonte (Solenodon paradoxus) y la jutía de La española (Plagiodontia aedium), dos especies endémicas de República Dominicana.
Está en marcha, también, un programa de reproducción asistida de ciertas aves migratorias que no forman parte de la colección del parque, pero que al llegar aquí como lugar de paso se les brindan las condiciones para que puedan alimentarse y reproducirse.
La ornitóloga Marielis Sánchez, a su vez, aprovecha para recordar a la población que los animales endémicos como las lechuzas, pericos y cotorras no son mascotas, que no todos se pueden rehabilitar cuando llegan al parque y que el éxito de la conservación de la fauna depende también del compromiso que asuma, en ese sentido, la ciudadanía.
De la colección
El zoo es la casa de unos 1,014 individuos de 125 especies correspondientes a las clases Anfibia, Reptilia, Aves y Mammalia. Es una buena cantidad porque el centro trabaja en base a la colección, comenta Pabón, es decir, “se trata de tener calidad y no cantidad”.
“¿Qué hacemos con tener 14 leones y no poder tenerlos en el espacio adecuado?
La idea es darles las mejores condiciones porque los zoológicos son representaciones; esto se maneja con un plan de colección: qué queremos tener y hasta cuándo lo podemos tener”, sostiene.
El año pasado, se produjeron en el parque 54 nacimientos; en el 2018 hubo 148 y 116 en el 2017.