Conocer y respetar la fase de duelo en la que está la pareja
El dolor de ver a un ser querido sufrir por el fallecimiento de su pareja provoca impotencia y aunque la familia y los amigos son los llamados a ser el apoyo que se necesita, se debe establecer límites. Su labor es de acompañamiento y no de intromisión para obligar al doliente a acelerar el proceso de duelo. Por ello, es recomendable que se identifique en qué etapa del luto está el cónyuge. Invitaciones a salir, el reclamo por su presencia en fiestas o frases como “ya supéralo” cuando aún las heridas no están cicatrizadas, ahondan el dolor.
También se debe tener en cuenta que los seres humanos no son robots y no cumplen estas tres fases en periodos exactos, incluso es posible que de una etapa regresen a otra. Sin embargo, la mejor manera de apoyar es ser el hombro en el que el otro se puede desahogar. Pedirle que deje de llorar o disimule su dolor no solo provocará que el doliente reprima sus emociones, sino que se vea al otro como una persona en quien no se puede confiar, lo que a largo plazo lastimará la relación afectiva. Esta premisa también es válida para los amigos.