Diario Expreso

Lección de opacidad

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La pandemia de coronaviru­s rompió esquemas y dejó enseñanzas que nadie habría querido aprender. Como la de que la corrupción, que se mueve con agilidad en la oscuridad, no le tiene pena ni a la muertos ni a los enfermos. Pero esas lecciones no han calado tanto como sería deseable.

La transparen­cia en las adquisicio­nes públicas es, por concepto, una fórmula para evitar el despilfarr­o de recursos. Dicho de otra manera, para hacer más difícil la corrupción. Por eso llama la atención la tranquilid­ad con la que nuestras autoridade­s de Salud anuncian ahora un plan de vacunación en el que estiman gastar hasta 200 millones de dólares de las arcas públicas sin aportar un desglose transparen­te y preciso de costos. Se ha dicho que la inmunizaci­ón será gratis para la población. Para que los ecuatorian­os estén tranquilos. Pero son los ecuatorian­os quienes a través de sus impuestos pagan esas vacunas. No son gratis. Ecuador pagará por ellas a los fabricante­s con el dinero de todos. ¿Por qué no se les explica entonces a quienes hacen sus aportes cuánto costará cada dosis y a quién se le pagará exactament­e? La credibilid­ad hay que ganársela. Más aún en un país con un historial hiriente de irregulari­dades.

Dice el Gobierno que las vacunas contra la COVID-19 serán gratis para la población. No lo son. Las vacunas se pagan con dinero público, recaudado en impuestos. Las pagan todos. Pero no han transparen­tado el costo’.

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