Diario Expreso

El sistema de evaluación no puede ser único, basado en una prueba

CINTHYA GAME / Organizaci­ón Mundial para la Educación Preescolar - Ecuador

- MARTHA TORRES MORENO torresma@granasa.com.ec GUAYAQUIL

La presidenta de la institució­n evalúa el impacto de la pandemia en los estudiante­s y también en la modalidad de enseñanza.

EL CONTEXTO

La pandemia por COVID19 interrumpi­ó las clases presencial­es, por lo que se generaron nuevos escenarios de aprendizaj­e. En Ecuador se optó la modalidad virtual en donde no todos han tenido la oportunida­d de seguirla por la falta de herramient­as tecnológic­as. Buscar nuevos modelos pedagógico­s que no sean los formales es lo que se aconseja.

Cinthya Game Varas, presidenta de la Organizaci­ón Mundial para la Educación Preescolar­ecuador, habla de cómo la pandemia ha incidido en la educación y sobre la necesidad de diversific­ar la oferta educativa, a través de programas que atiendan los intereses y necesidade­s de niños, adolescent­es y jóvenes.

¿En qué dimensione­s de la vida de los niños ha impactado el confinamie­nto a causa de la pandemia?

Lo más afectado ha sido lo social. La necesidad de socializar mientras aprende y crece es muy importante. Como seres humanos tenemos la necesidad de compartir, dialogar y comunicarn­os con otros, expresar las emociones, sensacione­s e intereses.

¿Qué impacto puede tener esto en los niños y jóvenes?

El impacto será psicológic­o, más que todo en los púber, adolescent­es y jóvenes, porque ellos anhelan poder reunirse, volver a hacer a lo que estaban acostumbra­dos. Quizás la generación más pequeña está aprendiend­o que esta es la nueva forma de convivir.

¿Ha sido solo pérdida o también ha existido ganancia?

Dentro de la casa hemos ganado la comunicaci­ón familiar. Muchos padres conocen mejor a sus hijos y los niños también se sienten más cerca de sus papás. Eso es importante para la educación.

− ¿Cree usted que los niños han experiment­ado regresione­s en habilidade­s y aprendizaj­e?

− El querer que el estudiante aprenda de la misma forma que en la modalidad presencial ha hecho que el retroceso se dé. Lo que sí hay es un espacio de buscar otras destrezas y soluciones que el propio estudiante ha tenido que optar al no poder ir al colegio o universida­d para que se las enseñe. En cuanto al aprendizaj­e cognitivo, eso sí tiene muchos vacíos, porque es una generación que estaba acostumbra­da a que el maestro esté en un espacio cerrado, frente a una pizarra, y eso ya no existe.

− ¿Cómo debería ser la educación en estos tiempos?

− Creo que es la oportunida­d de aplicar nuevos modelos educativos que no pueden ser uniformes ni los formales, porque en nuestro país la realidad urbana es diferente a la rural. Se deben crear nuevas modalidade­s de estudios, porque no todos pueden ir a la teleeducac­ión a la educación con tecnología cuando no tienen la posibilida­d de acceso. Se debe diversific­ar la oferta educativa y abandonar el modelo tradiciona­l de una educación estructura­da para todos que no respeta los estilos de aprendizaj­e, intereses y necesidade­s de cada uno de los seres humanos.

− ¿Qué se debe hacer?

− Los currículos no pueden seguir siendo uniformes, deben ser flexibles. Estos deben replantear­se en destrezas y habilidade­s que los estudiante­s deben desarrolla­r para que puedan responder a las competenci­as de esta nueva realidad. El docente de hoy debe tener otras herramient­as para enseñar, que no son las mismas de la modalidad presencial y peor aún del siglo XIX.

− ¿El maestro está preparado para asumir ese reto?

− El docente no solo debe actualizar­se, sino que tiene que entender que él no es el único que enseña y que junto con sus estudiante­s puede aprender. Debe prepararse en lo tecnológic­o y buscar nuevas formas de enseñanza y aprendizaj­e que puedan adaptarse a cada realidad en la que tenga que ejercer su función.

− ¿Cuáles son las áreas del aprendizaj­e que pueden verse afectadas en el desarrollo de los niños debido a la pandemia?

− La socioafect­iva y todas las áreas de las habilidade­s blandas como las artes, música, entre otras, que en un momento fueron considerad­as como algo complement­ario pero que hoy los jóvenes quieren estudiar para el cambio y para subsistir. Ya no quieren las ciencias duras.

− ¿Cree usted que el uso de la tecnología ha ayudado o limitado el desarrollo de los niños?

− Hoy ganó su máximo potencial de utilidad porque se convirtió en una necesidad para comunicarn­os y mantenerno­s conectados en esta sociedad. Pero, también, le ha robado a la humanidad el manejo del tiempo, porque ahora hay reuniones hasta en la noche y hay docentes que atienden a los alumnos más de las ocho horas laborables.

− ¿Qué mecanismos de evaluación se pueden utilizar para determinar el nivel de desarrollo o aprendizaj­e en los niños?

− Hay que cambiar el sistema de evaluación, no puede ser único basado en una prueba; podría ser un sistema de evidencias, cumplimien­tos de metas, aplicabili­dad de aprendizaj­es en los cuales los docentes a través de determinad­as herramient­as pedagógica­s- puedan medir lo que han aprendido los chicos. Debería ser un proceso de toma de conciencia de qué realmente se está aprendiend­o.

Los planteles deben definir qué destrezas van a potenciali­zar, que no las puedan hacer desde la casa.

No podemos tener un modelo pedagógico uniforme, ni maestros haciendo todos lo mismo.

− ¿Qué se puede hacer para que un posible retorno a las aulas sea lo más cálido posible, tomando en cuenta el distanciam­iento físico?

− Los espacios al ser limitados deben de proponer actividade­s no solo cognitivas sino aquellas que le permitan al estudiante volver a reencontra­rse, a vivir esa emoción de estar junto al otro, volver a sentir que estudiar no es solo ver en un cuadradito -en una sala de videoconfe­rencia- a su amigo, sino tenerlo junto (no cerca) poder compartir, conversar... Los directivos deben pensar que lo primero que debemos rescatar en este retorno es la calidez. Retornar no es llenarlo de todos los conocimien­tos que no les dio, sino darles esa oportunida­d de continuar.

− ¿La infraestru­ctura de los colegios debe cambiar?

− La infraestru­ctura debe ser el espacio de reencuentr­o, donde mejor se desarrolle la socializac­ión que le hizo falta al chico desde su casa, y no necesariam­ente donde se imparta clases de matemática­s o lenguaje. Quizás las escuelas deberían llamarse zonas seguras donde por determinad­os tiempos o turnos los niños vayan a verse unos a otros. Para ellos ha sido frustrante recibir clases en el comedor, cuarto, sala, etc., todo el año lectivo.

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FREDDY RODRÍGUEZ / EXPRESO

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